Decía el 12 de enero Karine Jean-Pierre, posible hermana del actor secundario Bob y portavoz de la Casa Blanca, que ya no quedaban más documentos clasificados en poder de Biden. Resulta que mentía.
Reconozco que la morenita Karine Jean-Pierre es más simpática que la anterior portavoz (o portavoza para Irene), la pelirroja siesa Jen Psaki. Esta última supo largarse a tiempo para cobrar más en una cadena de TV, MSNBC, que no es sino otro tentáculo más del mismo pulpo. La basura hay que reciclarla.
Han aparecido más documentos el pasado día 20 de enero a pesar de que solo registraron aquellas habitaciones de la casa de Delaware que los abogados de este les autorizaron, Igualito que con Trump. Lo mismo buscando en otros sitios acaban encontrando prostitutas disecadas en el crack-despacho de Hunter Biden.
Biden estuvo este pasado fin de semana en su casa de la playa (que no ha sido registrada), tal vez se llevó una trituradora de papel. Aunque tal vez todo se deba a un Síndrome de Diógenes que hace que Joe no tire ni el envoltorio del chupa-chupps.
Como siempre vamos a los hechos.
2 de noviembre de 2022: los abogados personales de Biden “descubrieron inesperadamente” documentos con marcas clasificadas en el Centro Penn Biden para la Diplomacia y el Compromiso Global, ubicado en Washington, DC, según el abogado de Biden, Bob Bauer. Los documentos eran de la administración Obama-Biden, y los abogados alertaron a la Administración de Registros de Archivos Nacionales, a quienes anticiparon que notificarían al Departamento de Justicia.
4 de noviembre de 2022: la Oficina del Inspector General de los Archivos Nacionales le dice a un fiscal del Departamento de Justicia que el abogado de la Casa Blanca le notificó que se identificaron documentos con marcas de clasificación en el Penn Biden Center. Esa oficina no estaba autorizada para el almacenamiento de documentos clasificados.
9 de noviembre: el FBI comienza una evaluación para comprender si la información clasificada se manejó de manera indebida en violación de la ley federal.
10 de noviembre: el Departamento de Justicia notifica a los abogados de Biden que había comenzado una evaluación de los documentos clasificados y, según Bauer, los abogados de Biden “estuvieron en contacto regular” con el Departamento de Justicia a partir de ese momento.
14 de noviembre: se asigna al fiscal federal John Lausch para llevar a cabo una investigación inicial para informar la decisión del fiscal general sobre la designación de un abogado especial.
20 de diciembre: el abogado personal del presidente Biden informa a Lausch que se identificaron documentos adicionales con marcas de clasificación de la época de Biden como vicepresidente en el garaje de la residencia privada de Biden en Wilmington, Delaware. El FBI va al lugar y asegura esos documentos.
21 de diciembre: el Departamento de Justicia toma posesión de los documentos encontrados en el garaje de Biden, según Bauer.
5 de enero de 2023: Lausch informa al Fiscal General Garland sobre los resultados de su investigación inicial y le informa que se justifica una mayor investigación por parte de un abogado especial.
9 de enero: aparecen los primeros informes en las noticias de que el Departamento de Justicia está investigando documentos clasificados descubiertos en el Centro Penn Biden.
10 de enero: el presidente Joe Biden aborda el asunto por primera vez el martes y dice que estaba “sorprendido” al enterarse de documentos clasificados y que está cooperando plenamente con la revisión del Departamento de Justicia.
Biden va pasito a pasito, suave suavecito, camino de su muerte política. Él ya lo sabe y no se va a presentar a la reelección si quiere conservar el pellejo. Hasta un personaje como él, desorientado y con severas deficiencias cognitivas, es capaz de oler a los perros que le han soltado los que de verdad mandan. Van a por él para reemplazarle, cuanto antes, por alguien con un pasado igualmente sabroso