Según Nadal, excelente tenista y gran hipócrita, debemos tener libertad de expresar sentimientos siempre que no dañen a los demás. Decir eso y no decir nada es lo mismo. Necedad camuflada de buenismo sentimental hueco
Según el titular-masaje del diario La Razón Nadal dio una “contundente” respuesta a la FIFA sobre la polémica del arcoíris.
Atentos pues a la rotunda e inapelable respuesta dad a la FIFA por parte del tenista filósofo:
“Estamos en un mundo global en el que la gente debe tener cada vez más derechos. Cada cual debe tener la libertad de expresar los sentimientos que tenga, siempre que no dañen a los demás”
Siguiendo el razonamiento de Nadal, la FIFA hizo muy bien en prohibir los brazaletes arcoíris porque dañaban a unos “demás” (concretamente a unos mil cuatrocientos millones de “demás”). Por tanto Rafa Nadal apoya la censura de la FIFA a instancias de sus untadores de esta, o sea de Qatar.
Cada afirmación implicada en esta frase es, cuanto menos, inconsistente. Empecemos:
¿La gente debe tener cada vez más derechos porque estamos en un mundo global? ¿Quiere esto decir que si no estuviéramos en un mundo global “la gente” no debería tener más derechos? ¿Cuántos derechos más, de esos que debemos tener, nos faltan Rafa? ¿Dónde se extraen esos derechos de nuevo cuño? Yo pensaba que el asunto de los derechos individuales consistía en que todos tenemos derecho a vivir, ser iguales ante la Ley, poder tener y expresar nuestras ideas (o los sentimientos para quien guste), ser dueños de lo que nos hemos ganado y que el estado esté al servicio de, y siempre alerta para, defender nuestros derechos y no para manufacturarlos o administrarlos.
¿Cómo se compagina eso de tener libertad para expresar sentimientos con no dañar jamás a los demás? ¿Quiénes son “los demás” en cada caso? ¿Quiénes determinan qué “demás” pueden ofenderse con cada idea o sentimiento? ¿Debemos antes de expresar un sentimiento realizar una encuesta para saber a cuántos pirados les puede ofender? ¿Existe algún organismo al que podamos acudir para que nos ofrezca un sello de “libre de ofensa” antes de expresar una idea o sentimiento? Si una idea es objetivamente interesante, potente o necesaria pero puede subjetivamente resultar dañina para la psique de alguien al que no se conoce ¿deberíamos quedárnosla para nosotros y los parroquianos de nuestra cafetería de confianza?
Por cierto que los razonamientos sirven para expresar ideas (racionales o no) mientras que los sentimientos conectan a las personas en otros niveles como la empatía. Siendo ambas formas de expresión perfectamente válidas yo me abono más a la primera
Lo que dice Nadal tiene tanto sentido como decir que nos podemos vestir como nos apetezca siempre que no ofenda a los demás o que podemos comer lo que nos apetezca siempre que no moleste a vete tú a saber quién.
Siguiendo el razonamiento de Nadal la FIFA hizo muy bien en prohibir los brazaletes arcoíris porque dañaban a unos “demás” (concretamente a unos mil cuatrocientos millones de “demás”). Por tanto Rafa Nadal apoya la censura de la FIFA a instancias de sus untadores, o sea de Qatar.
Para “aclarar” sus insustanciales afirmaciones Nadal explicó que:
“Las decisiones que tome o no tome la FIFA me pueden parecer mejor o peor, pero al final son reglas y actitudes que ellos quieren tomar en su evento. El resto deben ser libres de expresarse y de mostrar su disconformidad, como ya está sucediendo”
Mójate Rafa ¿Te parecen mejor o peor esas decisiones arbitrarias y de última hora de la FIFA?
Rafa vuelve a no decir nada. En cuestiones de razonamiento y consistencia intelectual a Rafa le sobra la última letra de su primer apellido: es Rafa NADA. Nadal es como un pato, está en el agua sin mojarse. Si sustituimos “las decisiones de la FIFA” por cualquier otra cosa seguirá sonando igual de bonito e insustancial. Tomar partido diciendo si le parece bien o mal que la FIFA prohíba un brazalete de colorines es algo que no podemos esperar del patito Nadal.
Rafa dice primero algo tan mojigato como que cada cual es libre de expresar sus sentimientos siempre que estos no dañen a los demás y luego dice que quienes no estén de acuerdo con la decisión de la FIFA (él por supuesto no dice ni pío) puede expresar su disconformidad.
Una pregunta que Rafa no se hace y que creo que no sabría ni querría contestar: ¿Cómo podemos expresar nuestra disconformidad con la arbitrariedad de la FIFA cuando sabemos a ciencia cierta que esta disconformidad va a dañar a cientos de millones de seres pertenecientes a la especie protegida conocida como musulmanes?
Yo sí tomo partido. Me parece mal, muy mal, que la FIFA prohíba un brazalete de colorines para contentar a unos dictadores que han sido muy generosos con la misma FIFA. Es así de fácil.
También me parece mal, muy mal, que los tiranos del lobby que hay detrás de estos arcoíris no toleren que se critiquen sus dogmas.
También me parece mal, muy mal, que un excelente deportista como Rafael Nadal nos dé lecciones de moral hablando sin decir nada, repitiendo como un loro las, tan manidas como irracionales, consignas del buenismo templadito. Defiendo el derecho de Nadal a decir lo que le venga en gana incluso cuando habla mucho y cuenta nada.
Soy consciente de que Nadal debe velar por sus intereses económicos, no puede molestar a sus patrocinadores, actuales o futuros, y que eso le hace ser cauto. Lo entiendo. Si Nadal no puede hablar libremente porque tu asesor económico-fiscal se lo desaconseja, entonces debería tener los cojones de decir que no quiere opinar del asunto, en lugar de soltarnos una perorata pseudo-moralizante para cultivar su inmerecida imagen de individuo comprometido con cualquier causa que no sea la de su cuenta corriente.
Grande como tenista, más aún como hipócrita.
— Ada Lovelace (@AdaaLovelacee) November 25, 2022
Nadal nunca defrauda. pic.twitter.com/WyEYzxfsTs