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“Nuestros” hijoputas

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“Nuestro” hijoputa favorito actual se llama Volodymir Zelensky, alias Krusty, pero solo es el último de una larga saga de hijos de puta entronizados por los designios imperiales de la casta que habita en esa ciénaga del Potomac llamada Washington D.C.. Nuestros hijoputas cumplen con el papel que se les asigna, incluso sin ser conscientes de ello.

Vamos al lío sufrido lector, que este será un artículo extenso pero te prometo que alguna cosa vas a encontrar que te resultará chocante, interesante o deliciosamente aburrida.

Osama Bin Laden era un hijo de puta desde una edad muy temprana, pero solo fue un hijo de puta malo oficialmente a partir de 2001. Los nazis eran malos en la segunda Guerra Mundial, pero en Ucrania pasan por luchadores por la democracia con pintorescas cruces gamadas y Totenköpfe tatuadas.

En los años 80 del pasado siglo Osama Bin Laden era, a ojos de EE.UU., un piadoso (y rico) hombre de negocios saudí que asistía a los valientes mujahideen afganos en su lucha contra lo soviéticos.

-“Durante la yihad antisoviética, Bin Laden y sus combatientes recibieron financiación estadounidense y saudí. Algunos analistas creen que el propio Bin Laden recibió capacitación en seguridad de la CIA” (fuente BBC).

La película Rambo III muestra a la perfección el paradigma buenos-malos en relación a la guerra en Afganistán de finales de los 80, presentando a los guerrilleros afganos como a seres de luz y a los militares soviéticos como psicópatas despiadados. Maniqueísmo comercial al servicio de los de siempre. Nos han acostumbrado a ver la compleja realidad geopolítica a través del prisma de Star Wars o Marvel Comics. Por supuesto John Rambo está del lado de los valientes a los que se describe como a luchadores por la libertad, omitiendo –por supuesto– algunas de sus acendradas y pintorescas costumbres como la de lapidar mujeres enterradas hasta la cintura o casar a niñas de 9 años con señores de 50.

Bin Laden y los que en 1989 fundaron Al-Qaeda eran por aquellos años nuestros hijos de puta, había que aplaudirles, quererles y armarles hasta lo dientes. Cuando los soviéticos se retiraron de ese agujero infecto donde ganar una guerra es algo demostradamente imposible, Osama Bin Laden y sus Robin Hoods talibanes se encontraron bien pertrechados de armas y señoreando un territorio con un abundante producción de heroína y de musulmanes dispuestos a exportar la Jihad ¿Qué podría salir mal?

Bin Laden estaba obsesionado con el hecho de que lo EE.UU. mantuvieran bases militares en su país natal (Arabia Saudita), cuna del islam y del pacifista Mahoma, lo cual además de ser algo totalmente haram (pecado) era una afrenta para la Umma (la nación islámica).

El 15 de febrero de 1989 los soviéticos se retiraron del avispero afgano tras casi 10 años de guerra, justo 26 días después de que tomara posesión George H.W. Bush. Reagan, de quien Bush fue su último vicepresidente, se volvía al rancho tras 8 años en la Avenida de Pensilvania y Gorbachov seguía preparando la venta por liquidación de la Unión Soviética. El nuevo presidente, Bush padre, llevaba haciendo buenos negocios con la familia Bin Laden desde que en 1977 Salem Bin Laden invirtió en Arbusto Energy la compañía de la familia Bush (Arbusto es Bush en español). Salem Bin Laden, el hermano mayor de Osama, era quien se ocupaba de la cartera de inversiones de la familia Bin Laden y del reparto de la pasta entre los 22 hermanos (hijos de Mohammed Bin Laden). La familia Bin Laden contaba con excelentes relaciones dentro de la familia real saudí y en el Pantano de Washington.

El 11 de septiembre de 2001 cuatro aviones con 19 secuestradores (15 de ellos saudíes) atacaron EE.UU. . Dos de ellos destruían las torres del World Trade Center en Nueva York, otro se estrellaba contra una fachada de el Pentágono y el cuarto que iba con rumbo a Washington –al parecer para atacar el Capitolio o la Casa Blanca– se estrelló en un campo en Pennsylvania. La autoría de este ataque terrorista fue rápidamente achacada a Osama Bin Laden, el ciudadano de Arabia Saudita al que los EE.UU. (y muy en especial la CIA) apoyaron durante una larga década con armas, inteligencia y fondos. La criatura amamantada y armada por la CIA mordía la mano que le dio de comer.

Bush Skull & Bones mandó a sus tropas a la guerra en Afganistán para dar caza al mismo tipo al que su Padre ayudó en los ochenta también en Afganitán siendo vicepresidente de Reagan

El presidente en aquel entonces era George W. Bush, el hijo del mismísimo George H.W. Bush que contaba con la familia Bin Laden como socio capitalista en su “Arbusto”. Ese mismo día 11de septiembre de 2001, papá Bush estaba reunido con un hermano de Osama Bin Laden en el hotel Ritz-Carlton de Washington. Y como sé que este dato a muchos les va a chocar y van a pensar que soy un conspiranoico desinformador aquí traigo una cita del Washington Post:

“It didn’t help that as the World Trade Center burned on Sept. 11, 2001, the news interrupted a Carlyle business conference at the Ritz-Carlton Hotel here attended by a brother of Osama bin Laden. Former president Bush, a fellow investor, had been with him at the conference the previous day” (Source: The Washington Post)

Traducido:

No ayudó que mientras el World Trade Center se incendiaba el 11 de septiembre de 2001, la noticia interrumpió una conferencia de negocios de Carlyle en el Hotel Ritz-Carlton a la que asistía un hermano de Osama bin Laden. El expresidente Bush, un colega inversor, había estado con él en la conferencia el día anterior”

Incluso el Washington Post, una de las institutrices del pensamiento único que emana del Pantano de Washington, admite que los Bin Laden y los Bush-Arbusto estaban a partir un piñon. Aunque el WaPo no lo dice, George Bush padre además de reunirse el 10 de septiembre con Shafiq bin Laden (“un hermano” de Osama dice el Post sin dar el nombre) estaba también en la conferencia de Carlyle el propio 11 de septiembre como así recoge The Denver Post.

“Interestingly, on Sept. 11, 2001, members of the Carlyle Group — including Bush senior, and his former secretary of state, James Baker — were meeting at the Ritz Carlton Hotel in Washington, D.C., along with Shafiq bin Laden, another one of Osama bin Laden’s brothers”.

Traducido:

“Curiosamente, el 11 de septiembre de 2001, los miembros del Grupo Carlyle, incluido Bush padre y su exsecretario de Estado, James Baker, se reunieron en el Hotel Ritz Carlton en Washington, D.C., junto con Shafiq bin Laden, otro de los Los hermanos de Osama Bbin Laden”

Carlyle Group, es un grupo de inversión famoso por ser una de las empresas mejor conectadas del mundo. El expresidente George H. W. Bush era asesor de Carlyle. El ex primer ministro británico John Major encabezó su rama europea. El exsecretario de Estado James Baker es consejero senior, y la lista de cochinillos bien conectados chupando de la teta de esta empresa daría para escribir un libro.

Nota: Shafik bin Laden es el hermano de Osama que donó 1 millón de libras al hoy rey Carlos III en 2013 (nota para lector alucinado que piensa llamarme conspiranoico: lo dice la BBC ojo).

Recapitulemos. El 11 de septiembre de 2001, doce años después de la guerra soviético-afgana, Osama Bin Laden, aliado de Estado Unidos, manda a 19 terroristas (15 compatriota saudíes) a hacer una escabechina en EE.UU. mientras su hermano está reunido con el padre del presidente. Dicho de otra manera: un socio capitalista de la Familia Bush y ex aliado de EE:UU. causa una matanza en los EE.UU. que preside un tal Bush hijo mientras Bush papá habla de negocios con otro bin Laden, su hermano. Pues eso, peleas familiares.

Repito, Osama bin Laden fue siempre un hijoputa (seguramente desde pequeñito), uno muy listo, pero hasta mediados de los años 90 era “nuestro hijoputa”. En 2001 el relato oficial le convirtió en un hijoputa malo.

El hijo de Bush, ex alcohólico y mal estudiante que llegó a presidente por los pelos (asunto del recuento de Florida), se encontró con la desagradable tarea de perseguir al cuñaó bin Laden lanzándose sobre Afganistán a pepinazo limpio y entrando en ese agujero apestado de islam, opio y sangrientas tradiciones ancestrales, para acabar haciendo lo mismo que los soviéticos doce años antes: empeorar las cosas y retirarse. Bush Skull & Bones mandó a sus tropa a la guerra en Afganistán para dar caza al mismo tipo al que su Padre ayudó en los ochenta, también en Afganistán, siendo vicepresidente de Reagan y encima de todo Osama era miembro de una familia que era socia comercial de la familia Bush ¿Alguna vez te has parado a pensarlo?

Bush junior también imitó a papá en el tema de Irak, toda una tradición familiar. Bush Arbusto senior atacó Irak saliendo en defensa de Kuwait que había sido invadido por la tropas de Sadam Hussein; estaba claro que era un casus belli bastante sólido (aunque como veremos más adelante Sadam tenia sus motivos aparte de las riñas territoriales). Bush ex-alcohólico también fue a por Irak, pero lo hizo con la excusa de ir buscando unas armas de destrucción masiva que él y toda su administración sabían que Sadam no tenía. Bush papá dejó a Sadam en el cargo sabiendo que sin ese hijoputa de jefe en Bagdad proliferarían como champiñones miríadas de hijoputas con turbante, Bush hijo, en cambio, fue a por todas y hoy Irak es el infierno que todos conocemos, un estado fallido controlado por señores de la guerra, de donde los cristianos han tenido que huir en masa.

Además del asunto de la armas de destrucción masiva que todos sabían que no estaban, la otra excusa para arrear Irak era una relación del régimen de Sadam Hussein con los atentados del 11-S. En lugar de poner Riad y toda Arabia Saudita patas arriba como represalia por unos atentados pergeñados por un ciudadano saudí (Osama bin Laden), cometidos por 15 terroristas saudíes y 4 amigos (ninguno era iraquí) Bush junior va y ataca Irak… y lo hace encima desde Arabia Saudita. Ironía nivel Zeus.

Osama bin Laden era nuestro hijoputa y dejó de serlo, ahora yace en el fondo del Océano Indico (o eso dicen). Sadam Hussein también fue nuestro hijoputa –ahora lo vamos a repasar– y acabó con una corbata de esparto.

La evolución política desde 1941 en el ámbito geográfico Iran-Irak es un tema que encuentro particularmente apasionante por lo que trataré de no dejarme llevar demasiado. Mucha gente desconoce que Irán fue ocupado por británicos y soviéticos y que en agosto de 1941 había carros de combate soviéticos paseando por las avenidas de Teherán. Quien quiera profundizar que lo haga, garantizo que es un asunto muy interesante y bastante desconocido en Occidente.

Pero no viajemos tan atrás en el tiempo. En 1979 un hijoputa llamado Jomeini llegaba de París a Teherán para hacerse cargo de encabezar el nuevo estado surgido de la Revolución Islámica. Jomeini fue expulsado de Irak, donde estuvo exiliado 14 años, a instancias de un tal Sadam Hussein que era por entonces vicepresidente. Un granjero de cacahuetes que se sentaba en el Despacho Oval, Jimmy Carter, apadrinó el regreso de Jomeini a Irán motivado, por un lado por las alertas de Washington respecto al Sha Palevi (estaba pensando en convertir Irán en una potencia militar y económica sacudiéndose la tradicional dependencia-vasallaje hacia el Reino Unido y EE.UU.) y por otro porque se creyó las promesas que un ayatollah desquiciado le hizo garantizando que su régimen revolucionario respetaría los intereses USA.

Cuando los estadounidenses se dieron cuenta de qué patita cojeaba el señor vestido de negro de la luenga barba acabaron arrepentidos má aún cuando el presidente granjero se encontró con que asaltaban la embajada en Teherán y tomaban como rehenes a ciudadanos norteamericanos.

El Shah Mohammed Reza Palevi, otro hijoputa cleptócrata, fue el hijoputa designado por los británicos con el visto bueno soviético para sustituir a su padre Shah Palevi –que instauró la dinastía imperial Palevi– en 1941. Mohammed Reza Palevi fue nuestro hijoputa hasta que se creyó que gobernaba y se convirtió en hijoputa a secas lo que le valió que pusieran a otro hijoputa con turbante que se la coló doblada al granjero de Georgia, Jimmy.

Bush Skull & Bones mandó a sus tropa a la guerra en Afganistán para dar caza al mismo tipo al que su Padre ayudó en los ochenta, también en Afganistán, siendo vicepresidente de Reagan y encima de todo Osama era miembro de una familia que era socia comercial de la familia Bush ¿Alguna vez te has parado a pensarlo?

A su vez el hijoputa ayatollah con turbante fue el hijoputa útil de Sadam Hussein que era a su vez el hijoputa de los soviéticos hijoputas comunistas. Cuando los hijoputas de Wahington comprendieron que el hijoputa que pusieron en Teherán para sustituir al hijoputa Shah Palevi era más hijoputa de lo anticipado, convirtieron al hijoputa de bigote vecino –Sadam Hussein– en “nuestro” hijoputa haciendo que los hijoputas del Kremlin cambiaran al hijoputa babilonio con bigote por el hijoputa persa con turbante. Pensemos que el hijoputa con turbante persa residió 14 años en Irak ayudando a los amigos del hijoputa mesopotámico bigotudo a porculizar al hijoputa Palevi, en los tiempo en que este último era nuestro hijoputa. El hijoputa mesopotámico del mostacho, siendo vicepresidente de Irak, le dio una patada al hijoputa sasánida barbudo pocos meses antes de que la revolución islámica triunfara en Irán y el Shah huyera por patas (poca visión que tuvo Sadam). Así nació una hermosa enemistad que costó 9 años de guerra y medio millón de vidas.

Las mujeres persas salieron ganadoras con el cambio de hijoputas, pasaron en un fin de semana de llevar minifalda a disfrutar del velo islámico forzoso desde los 9 años, que es la edad que tenía Aisha cuando el profeta Mahoma la desfloró –se casó con ella cuando tenía 6 años pero esperó a que “madurara” para poder tener relaciones–. Otra cosa que ganaron las iraníes es la posibilidad de casarse desde los nueve años con apuestos señores de cincuenta o más años.

Cuando el protagonista de la excelente canción de siniestro total “Ayatollah no me toques la pirola” mostró al mundo el color de sus intenciones se convirtió en el hijoputa malo oficial del imperio y el mostachudo de Bagdad fue alentado por Kuwait y Arabia Saudita para atizar al clérigo chiita. Sadam recibió armamento y financiación de los países sunníes del Golfo y a través de estos recibió armamento e inteligencia militar estadounidenses (imágenes de satélite por ejemplo). Persas y babilonios anduvieron matándose más de 8 años (medio millón de vidas perdidas) para quedar en tablas. Kissinger (el presunto asesino de Carrero Blanco, aunque esa es otra historia) dijo que “es una pena que no puedan perder ambos bandos” , y sus deseos se hicieron realidad (o casi).

Los habitantes de Irán aún tienen un país de una pieza que poder mirar desde detrás del velo si son mujeres o niñas, los habitantes de Irak han sufrido más de dos décadas de guerras casi continuas, tienen un país roto en mil pedazos entre las distintas sectas y banderías que tan bien se reproducen en la “religión de la paz”.

No pasaron ni dos años entre el final de la guerra Irán-Irak, 20 agosto de 1988, y el inicio de la primera Guerra del Golfo el 2 de agosto de 1990 (debería llamare Guerra de los Golfos por cierto). Sadam Hussein quiso “agradecer a Jaber Al-Ahmad Al-Sabah, emir de Kuwait, e hijoputa nuestro, sus consejos sobre lo sencillo que sería derrocar a Jomeini y agrupar a los árabes de Irán bajo u caudillaje. Cuando terminó la guerra Irán-Irak en 1988, el hijoputa iraquí Saddam Hussein contempló su economía en una situación terrible. Había pedido prestados miles de millones de dólares a Kuwait y otros países árabes para financiar la guerra, y necesitaba desesperadamente dinero para reconstruir Irak. Argumentando que Irak había librado la guerra para proteger los intereses de todas las naciones árabes (eso le vendieron) , Hussein pidió a sus vecinos que perdonaran sus deudas . Varios países árabes aceptaron esta solicitud, pero Kuwait se negó.

Sadam Hussein representó el papel de “nuestro” hijoputa bueno hasta 1988, para Kuwait, Emirato Árabes Unidos, Qatar, e incluso para lo propio EE.UU. el del mostacho encarnaba el mismo personaje que hoy representa Zelensky con su camiseta caqui. Cierto es que Zelensky cuenta con mejores aptitudes para la representación dada su carrera profesional. Sadam era en los años 80 quien se interponía ante el infierno chií que el ayatollah Jomeini traería al mundo. Krusty Zelensky protagoniza el mismo papel que Sadam Hussein y aquel Jomeini malencarado es el personaje que le hemos asignado a Putin en este spin off de la serie ochentera Sadam vs Jomeini. Cierto es que fue Sadam quien primero atacó oficialmente a Irán pero o es menos cierto que la guerra en Ucrania no empezó en febrero de 2022 sino en ese mes pero de 2014. En cualquier caso el régimen de Sadam Hussein fue regado de dinero y de armamento para que fuera el campeón de la causa árabe-sunní y el hijoputa bueno que librara la guerra proxy de EE.UU. contra los ayatollahs; le dieron los medios para ganar la guerra sacrificando hasta el último iraquí. La guerra no la ganó, arrastró Irak hasta la ruina y la deudas seguían ahí. Toma nota Zelensky.

“Primavera árabe”: Empezaré por el final; en todos los países donde estas “espontáneas” primaveras tuvieron lugar terminaron estando igual, peor o mucho peor que antes de 2010

Con un país arrasado, sintiéndose usado y con una finanzas desastrosas el hijoputa Sadam decidió recompensar los consejos kuwaitíes lanzándose sobre este emirato artificial cuyas fronteras coloniales, trazadas por los británicos, eran motivos de permanente disputa. Ese día Sadam pasó de ser Luke Skywalker a Darth Vader para Occidente. Un pobre minúsculo país atacado sin motivo por un sátrapa, cielos, y a por él que fueron. Dick Cheney, quien es a mi entender un criminal de guerra, era el secretario de Defensa de Bush padre por entonces. El carnicero Ceney luego fue vicepresidente con Bush “ex-alcohólico” hijo, aunque para muchos era el verdadero presidente dada la pírrica estatura intelectual de junior.

A Sadam le volvieron a machacar su país pero le dejaron seguir jugando a ser el jefe aunque le acotaron a norte y sur de Irak unas zonas donde la aviación militar no podía volar y donde el régimen no alcanzaba a imponer su ley, también le impusieron sanciones al régimen, lo que entre otras cosas costó a Irak la muerte de medio millón de bebés, cosa que a la entonces embajadora USA ante la ONU, Madelein Albright le pareció que mereció la pena. Así hasta 2003 cuando volvieron a visitarle los Bush-Cheney para acabar con él, buscando inexistentes armas de destrucción masiva y echándole la culpa de lo atentados que cometieron uno terroristas saudíes. Irak es hoy en parte un protectorado del régimen iraní y en parte un patio de recreo de milicias y facciones terroristas. Diez años después y tras 3 guerras, vino una cuarta, esta vez una guerra civil de 4 años entre 2013 y 2017. Irak les ha quedado precioso. Misión cumplida.

Dos ex-hijoputas “nuestros” muertos tras pasarse al lado oscuro de la hijoputez, pero no son los únicos. La obsesión compulsiva que las criaturas de la ciénaga de Washington tienen por los cambios de régimen no conoce límite y le han tomado el gusto a ponerle bonitos nombres a los golpes de estado que patrocinan: Primavera Árabe, EuroMaidán, etc., solo falta que Coca Cola o Nike patrocinen estas revoluciones de diseño.

Vayamos con la “Primavera Árabe”. Empezaré por el final; en todos los países donde estas “espontáneas” primaveras tuvieron lugar terminaron estando igual, peor o mucho peor que antes de 2010, lanzo el guante a quien lo quiera recoger para demostrarlo. Me centraré en dos países: Libia y Siria, donde la cosa acabó fatal, pero antes de entrar al trapo quiero hacer una observación que considero fundamental: un país mayoritariamente musulmán jamás puede llegar a ser una democracia al estilo occidental, ni de lejos.

también le impusieron (a irak) sanciones al régimen, lo que entre otras cosas costó a Irak la muerte de medio millón de bebés, cosa que a la entonces embajadora USA ante la ONU, Madelein Albright le pareció que mereció la pena

La mentes pensantes de los think tank estadounidenses, los cerebritos del departamento de Estado o del de Defensa de EE.UU. o de las cancillerías occidentales saben perfectamente que la igualdad de derechos, la libertad de expresión y la defensa del individuo por encima de la tribu, son conceptos extraños y hasta repugnantes para la cosmovisión de una sociedad islámica. La Primavera Árabe, pilotada desde centros de poder sabedores de estas cosas, no iba de libertad, derechos humanos ni nada que se le asemeje –eso quedaba para el consumo de las masas entumecidas de Occidente– sino de cambios de régimen para favorecer una agenda. Una sociedad musulmana puede ser gobernada por un dictador o por muchos que se peleen entre sí, ese es el menú del día y punto. La “primavera” de marras trataba por una parte de remover el avispero que siempre está latente en estos países para, tras un número de muertos X, poner en el machito a nuevos hijoputas agradecidos a los que exigir favores por los servicios prestados y por otra parte de sembrar el jodido caos para, entre otras cosas, “producir” refugiados que inunden Europa y contarnos que hay que acogerlos a todos y apretarnos el cinturón por no sé qué mandangas del cambio climático.

Vamos con Libia. Libia es un país escasamente poblado con abundante petróleo en el que la gente podría vivir estupendamente si se supieran organizar. Pasó de ser un territorio del Imperio Otomano a una colonia italiana y luego estuvo gobernada por un rey (Idris I) hasta que apareció en escena una excéntrica y totalitaria drag queen llamada Muamar el Gadafi. Gadafi conformó un pintoresco régimen a caballo entre el socialismo, el islam y la democracia asamblearia; no era una democracia pero en Libia se vivía estupendamente. No me creas a mí, créete (por esta vez) a la progremonguer Wikipedia:

“El régimen emprendió una reforma agraria, nacionalizó la industria petrolera, impulsó un sistema de seguridad social, asistencia médica gratuita y participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas del Estado. La electricidad empezó a llegar de manera gratuita a la población; la alfabetización incrementó de 5 a 83 por ciento.​

De 1977 en adelante, el PIB per cápita en el país se elevó a más de 11 000 dólares, el quinto más alto de África,​ y el Índice de desarrollo humano ascendió hasta ser el quinto de África y mayor que el de Arabia Saudí. Eso se consiguió sin pedir préstamos al exterior, manteniendo a Libia sin deuda.​ El Gran Río Artificial también se construyó para permitir el libre acceso a agua fresca en grandes partes del país.​ Además, se prestó apoyo financiero para becas universitarias y programas de empleo”.​

Gaddafi duplicó el salario mínimo, introdujo controles de precios estatutarios e implementó reducciones de alquiler. Gadafi también quería combatir las estrictas restricciones sociales impuestas a las mujeres por el régimen anterior, estableciendo la Formación de Mujeres Revolucionarias para fomentar la reforma. En 1970, se introdujo una ley que afirmaba la igualdad de sexos e insistía en la paridad salarial. En 1971, Gaddafi apoya la creación de una Federación General de las Mujeres de Libia. En 1972, se promulgó una ley que penalizaba el matrimonio de las mujeres menores de dieciséis años y aseguraba que el consentimiento de la mujer era un requisito previo necesario para el matrimonio.​

Libia antes y después de la “libertad” de la “primavera árabe”

Gadafi fue también nuestro hijoputa ya que mantenía un extenso país cercano a Europa relativamente tranquilo, y para no extenderme en los porqués de esta afirmación dejo esta imagen que ilustra perfectamente cómo un hijoputa pasa de ser nuestro hijoputa a un hijoputa malo… en 1 año:

Libia pasó de tener una renta per cápita de más de 15 mil dólares en 2010 a una de 6 mil en 2020 . Las mujeres pasaron de tener igualdad de derechos, misma retribución salarial y poder decidir si querían o no casarse con tal o cual hombre, a calzarse el hijab y a depender de sus guardianes varones como en la “democrática” Arabia Saudita. Libia pasó de tener un excéntrico megalómano disfrazado de fashion-beduino a cargo, a contar con multitud de señores de la guerra como Abdelhakim Belhaj, gobernador de Trípoli y destacado miembro de Al Qaeda o Abd al-Muhsin Al-Libi que es un señor de la guerra con un reconocido gusto por el terror y la tortura. Hillary Clinton, esa bruja hijaputa, siendo secretaria de Estado en esas fechas disfrutó cosa fina con la muerte de Gadafi y con los logros de la administración Obama… el Premio Nobel de la Paz, ahí lo dejo.

Gran cantidad de armas en almacenes de Libia fueron enviadas a Siria gracias a los buenos oficios de la CIA y del embajador de EE.UU., Christopher Stevens, en Libia (la misma cosa). Stevens estaba en contacto con el Grupo de Combate Islámico Libio vinculado a Al Qaeda y su líder, Abdelhakim Belhadj, un señor de la guerra que luchó junto a Osama bin Laden en Afganistán

¿El embajador de EE.UU. en conversaciones con un colega de Osama bin Laden para encontrar la forma de derrocar a Gadafi? Pues sí, cosas de la diplomacia supongo. El suceso de el consulado de EE.UU. en Bengasi el 11 de septiembre de 2012 y que costó la vida al embajador Stevens, tres empleados norteamericanos de la embajada y a un número indeterminado de contratistas libios es un tema que da mucho de sí y animo a quien lo desee a informarse a fondo porque daría para una novela de Dominique Lapierre.

Durante el período inmediatamente posterior a la caída del régimen de Gaddafi en octubre de 2011 y después de la incertidumbre causada por la misma la Agencia de Inteligencia de Defensa informó al año siguiente que armas de los antiguos arsenales militares de Libia ubicados en Bengasi fueron enviados desde el puerto de de esta ciudad libia a los puertos de Banias y el puerto de Borj Islam en Siria. En definitiva, EE.UU. robó los arsenales libios y se llevó las armas a Siria para seguir exportando la libertad y la democracia.

Parte del memorandum de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EE.UU. sobre llevar armas de Libia a Siria

Las revueltas en Siria eran relativamente moderadas, demasiado para el dúo Obama-Clinton, y puesto que Bashar al-Assad en Siria era el hijoputa siguiente en el juego de la oca primaveral, EE.UU. aprovechó la caída del hijoputa excéntrico libio para sisar las armas necesarias –gratis– para seguir de oca a oca y tiro porque me toca.

Con Libia convenientemente destrozada e inmersa en una guerra civil con visos de hacerse perenne, tocaba ir a por otro dictador civil que caía mal en EE.UU. y las monarquías del Golfo. Tenían ganas, tenían armas gratis y la ocasión la pintan calva, así que pusieron rumbo a la antigua Asiria para seguir exportando democracia.

En definitiva, EE.UU. robó los arsenales libios y se llevó las armas a Siria para seguir exportando la libertad y la democracia.

Para entender algo de lo que pasa en Siria consultemos a los clásicos y tomemos un respiro con algo de humor. Seguro que recordarás la escena de la genial película La Vida de Brian donde una célula de la resistencia contra los romanos está disfrutando de un espectáculo de gladiadores en el coliseo de Jerusalén. En esa escena puedes encontrar la clave de lo que pasa en Siria y en países de su entorno (Líbano o Irak). El ingenuo de Brian se acerca a los cuatro miembros del grupo (vendiendo chuches romanas como morros de nutria) y les pregunta si son del Frente de Liberación de Judea y ahí arranca una hilarante conversación acerca de la lealtad al Frente Judaico de Liberación en contraposición al Frente de Liberación de Judea y otros grupos similares. Eso es Siria.

Bashar al-Assad gobierna como dictador sirio desde el año 2000 cuando murió su padre Hafez al-Assad quien gobernó desde 1970. Esta dinastía familiar está íntimamente relacionada con el partido Ba’ath, una formación política panarabista, laica y con tintes socialistas fundada en 1947 y que prosperó sobre todo en Siria e Irak (Sadam Hussein también pertenecía este movimiento político). Gobernar Siria es más difícil que montar a lomos de una rinoceronte con guindillas en el ojete. Para calcular el número de grupos que habitan este país tenemos que cruzar la variable étnica con la religiosa lo que arroja infinitas combinaciones y complicadas fidelidades, animosidades y cuentas pendientes entre todos estos grupos. El islam sunnita (mayoritario) lo profesan árabes, kurdos, turkmenos y circasianos, el islam chií es cosa de alawitas, ismailitas e imamitas y luego tenemos cristianos, drusos, judíos y yazidíes.

Irak, Libia, Yemen y Siria antes y después de la “ayuda” estadounidense

En Siria hoy por hoy coexisten distintas entidades nacionales: la República Árabe Siria (la Siria de toda la vida dirigida por Assad y que controla alrededor de un 70% del territorio), el Gobierno Sirio Interino controlado por Turquía y cuyo brazo armado se llama Ejército Nacional Sirio, el Gobierno de Salvación de Siria, el Ejército Libre de Siria, el Estado Islámico también conocido como Estado Islámico de Irak y el Levante o Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) y la Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria y a esto hay que sumar la implicación de Turquía que ocupa una ancha franja del norte del país, las distintas milicias kurdas, las milicias franquiciadas por Al Qaeda, tropas de EE.UU. sobre el terreno desde 2012 –cosa de la que poco se habla– Turquía controlando una extensa franja fronteriza y fuerzas rusas desde 2015. No olvidemos la participación de Qatar y Arabia Saudita como pagafantas de esta fiesta desde el lado anti Assad y las milicias chiíes como Hezbollah y el apoyo a estas desde Irán. Seis estados, tres organizaciones terroristas con distinto nivel de implicación dentro de estos estados, decenas de milicias, no menos de seis estados extranjeros implicados y bandas a tutiplén pululando por todas partes, una fiesta (¿se entiende ahora la utilidad del vídeo con la escena de La Vida de Brian?).

Cuando EE.UU. dio por terminada su hazaña libia y dejó el país en manos de Al Qaeda y demás excrecencias, se dedicó a fondo a joder la marrana en Siria lo que incluía tropas USA en la zona rica en petróleo al noreste de Siria.

EE.UU. ha venido jugando distintas partidas en el tablero sirio, todas ellas orientadas a un último objetivo: derrocar el régimen de Assad. Por un lado ha estado apoyando a la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria en la que las milicias kurdas juegan un importante papel, lo que le coloca enfrentado a Turquía (su socio en la OTAN) pero le permite saquear el petróleo sirio. Por otra parte ha estado apoyando a las milicias del Estado Islámico y a las de Al-Nusra (Al-Qaeda) en su lucha contra Assad y a la vez ha asesinado a hijoputas de estos grupos como Abu Bakr al-Baghdadi. La Ciénaga del Pantano de Washington ha armado y apoyado a terroristas herederos y admiradores de Bin Laden y por otro lado, de cara a la galería y a los medios de indoctrinación masiva ha ido ejecutando algún que otro hijoputa para seguir aparentando coherencia.

En sus memorias Ben Rhodes, asesor senior de Obama, reconoció que Al-Nusra “era probablemente la fuerza de combate más fuerte dentro de la oposición”. También estaba claro, escribió, que los grupos insurgentes respaldados por Estados Unidos estaban “luchando codo a codo con al-Nusra”. Por esta razón, recordó Rhodes, él mismo argumentó en contra de la designación de Al-Nusra como organización terrorista extranjera por parte del Departamento de Estado en diciembre de 2012. Rhodes arguyó que eso “alejaría a las mismas personas que queremos ayudar”. Cuando se le preguntó si quería ayudar a una insurgencia dominada por Al Qaeda, Rhodes no respondió.

Charles Lister (miembro senior y director de los programas de Siria y de lucha contra el terrorismo y el extremismo en el Middle East Institute) constata el papel principal de los grupos terroristas en la guerra de Siria con estas palabras:

“Esta última alianza con Jabhat al-Nusra (Al Qaeda) ha sido una faceta constante de la dinámica insurgente en Siria, pero no solo en términos de grupos salafistas conservadores como Ahrar al-Sham. De hecho, aunque rara vez se reconoce explícitamente en público, la gran mayoría de la insurgencia siria se ha coordinado estrechamente con Al-Qaeda desde mediados de 2012, y con gran efecto en el campo de batalla. Pero si bien esta gestión pragmática de las relaciones puede haber asegurado victorias militares de la oposición contra el régimen, también ha tenido un costo extraordinario. La asimilación de Al-Qaeda a la insurgencia más amplia ha disuadido a Estados Unidos y sus aliados europeos de respaldar más definitivamente a la oposición “moderada”. Eso, por extensión, ha alentado la dificultad del conflicto que vemos hoy y el surgimiento de facciones yihadistas como Jabhat al-Nusra, IS y muchas otras” (Brookings Institution).

Joe Biden en Harvard en 2014 cuando aún era una persona capaz de expresarse con coherencia:

“El hecho es que identificar a los moderados en Siria…NO HABÍA MODERADOS EN SIRIA. Nuestros aliados eran el mayor problema en Siria. Los turcos, son grandes amigos, tengo una excelente relación con Erdogan con quien he pasado mucho tiempo, los saudíes, los emiratíes, etc. ¿Qué estaban haciendo? Estaban tan decididos a acabar con Assad y tener una guerra proxi suní-chií que enviaron cientos de millones de dólares y decenas de miles de toneladas de armas a cualquiera que luchara contra Assad pero la gente a la que estaban apoyando eran Al-Nusra y Al Qaeda y jihadistas llegados de todo el mundo

Biden reconocía que sus aliados estaban financiando a los mismos terroristas que atentaron contra EE.UU. el 11 de septiembre de 2001, lo cual es ya de por sí una humillación y un fracaso, pero lo que Biden callaba es que la Administración Obama en la que él era vicepresidente ya había hecho lo mismo (financiar terroristas) en Libia y estaba haciendo lo propio también en Siria.

La intervención rusa en Siria entrando a defender al régimen de Assad es lo que previno que las facciones islamistas terroristas armadas por EE.UU. entraran en Damasco. Turquía, no lo olvidemos, está a por todas con los grupos radicales sunnitas, en eso coincide con EE.UU.y está enfrentada con Rusia, pero Turquía tiene un deporte nacional, cazar kurdos, lo que le enfrenta a EE.UU. y de ahí que este país esté nadando y guardando la ropa en el conflicto de Ucrania apoyando a la vez a Rusia y a Ucrania (sería interesante un artículo sobre esto, si me da tiempo un día)

En Ucrania donde ahora mismo está el foco puesto, nuestro hijoputa de cabecera es un comediante llamado Zelensky, un judío que tiene el raro honor de presidir un país en el que existen unidades abiertamente nazis encuadradas en su ejército regular, y donde un señor colaborador en los genocidios nazis llamado Stephan Bandera es considerado un héroe nacional y se celebra su cumpleaños como fiesta nacional. Recomiendo a Krusty Zelensky que pregunte en el Centro Simon Wiesenthal lo que opinan sobre este angelito Bandera. La Ciénaga de Washington está financiando, una vez más, a grupos extremistas que acabarán volviéndose contra ellos o contra todos nosotros tarde o temprano.

A Volodymir Zelensky hoy le corresponde el honor de ser nuestro hijoputa de cabecera como lo fueron en distintos grados Osama Bin Laden, Sadam Hussein o Jomeini; se nos obliga a verle con buenos ojos y a pasar por alto las cositas que le convierten en lo que es: un hijoputa. La tradición es que los hijoputas de la Ciénaga de Washington son como las toallitas húmedas, desechables.

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