Twitterstán eliminó una publicación de la embajada rusa por incumplir las reglas de esta dictadura digital. No me fío de la embajada rusa, pero menos aún de Twitter.
El tuit de la embajada rusa en España (también el de la embajada en Francia) alegaba que la maternidad bombardeada en Mariupol estaba hacía varios días ocupada por miembros del Batallón Azov y acompañaba este mensaje con un vídeo en el que el ministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, Sergei Lavrov, declaraba haber presentado estos hechos ante la ONU y que en la maternidad no había enfermeras ni parturientas.

La página Euvsdisinfo.eu publicaba al respecto de esta medida de Twitter lo siguiente: “Dado que los mensajes falsos violaban claramente las políticas de las plataformas, Twitter eliminó los tuits engañosos de al menos algunas de las cuentas diplomáticas rusas”
Euvsdisinfo.eu es una página web dependiente del East StratCom Task Force (ESCTF), que es parte del Servicio Europeo de Acción Exterior. El ESCTF se centra en la “comunicación eficaz” y la promoción de las actividades de la Unión Europea en Europa del Este (incluyendo Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Moldavia, Ucrania y la propia Rusia). Lo anterior no es sino una forma muy bonita de referirse a algo que todos conocemos como PROPAGANDA.
En relación a este asunto de la maternidad yo no tengo ni idea de si es el bando ruso el que miente, si lo hace el bando contrario o si el problema está en determinar cuál de los dos bandos miente más y mejor. No tengo corresponsales en Mariupol ni cuento con imágenes o testimonios que me permitan siquiera aventurar una hipótesis.
Sí he podido constatar que los principales medios llamados occidentales –desgracia para la Civilización Occidental que se les llame así– nos han colado trolas paquidérmicas. Hemos visto imágenes de vídeo juegos cual si fueran bombarderos rusos atacando, o niños saludando, supuestamente hace pocos días, a un convoy ucraniano, imágenes que en realidad datan del año 2016


También hemos visto como se mostraban en telediarios imágenes de una explosión en una fábrica en China en 2015 como si se tratara de un bombardeo sobre civiles en Ucrania. En Antena 3 abriendo el telediario, pero ¡qué más da! ¿Desinformación? ¿Ética periodística? ¿Contrastar las informaciones? ¡Qué más da!
Yo mismo he demostrado de forma incontestable que el periódico The Times mentía y manipulaba al emplear un vídeo en el que aparece una mujer y su hija despidiéndose del marido y padre de estas. Según The Times se trataba de una familia ucraniana que huye de los ataques rusos mientras el padre se queda a luchar contra los rusos. Efectivamente se trata de una familia ucraniana… de Donetsk; la mujer y la niña huyen hacia Rusia para escapar de los ataques del ejército ucraniano y el varón se queda para luchar del lado de los rusos. Animo a quien quiera, Mamadita.es y NewTrol incluidas, a decirme que miento y advierto que cuando afirmo algo con contundencia es porque dispongo de datos para sostener lo que aseguro. Aquí tienes el artículo.
Cuando la web de propaganda de la UE EuvsDisinfo dice que “los mensajes falsos violaban claramente las políticas de las plataformas“, a fuer de ser sinceros debería haber añadido que no son solo los mensajes falsos los que violan las políticas de “las plataformas”. Son sobre todo los mensajes verídicos los que más violan estas “políticas” por ser más dañinos, más incómodos, para la versión de la verdad que en cada momento convenga a dichas plataformas dictatoriales.
Yo mismo he experimentado como decir verdades contrastables me ha costado perder mi cuenta en Twitter (dos veces) o como tuve que emigrar de YouTube a Rumble por un vídeo en el que ponía en su sitio a Pfizerico Jerínguez Losmato. Pero cuento con la censura y la hipocresía de las ciberdictaduras como cuento con que el sol sale por el este. Son gajes del oficio de pensar por mi cuenta. Con Facebook probé una vez y los minions del ciborg Zuckerberg tardaron menos de una hora en cancelarme la cuenta. Ya ni me asomo por ese albañal.
Aquí te dejo un hilo de Twitter mostrando el trato que se da en las calles de Ucrania a mujeres, niños y hombres considerados traidores ¿Lo has visto en Tele 5? ¿En A3Media?… (por cierto, puesto que el contenido que aparecía justo debajo ha sido retirado por Twitter lo he subido en forma de vídeo al canal de Freenoticias de Rumble) El vídeo tiene una musiquita repugnante porque se ve que quien lo editó encontró divertido ver como se tortura a gente.
Volvamos a lo de que Twitter elimine contenido de las cuentas de las embajadas rusas aduciendo que viola sus políticas, entendiendo por violar que lo que en esos tuits cancelados se decía es mentira. Tengo una opinión respecto a si había o no mujeres parturientas en una maternidad en Mariupol días después de que el propio Zelensky dijera que se suspendían los servicios médicos en los centros clínicos de esta ciudad. He contrastado información de ambas partes y repasado la información sobre Marianna Podgurskaya, la influencer ucraniana que aparece en algunas imágenes, que efectivamente estaba embarazada, pero que no es seguro que estuviera en un hospital sin luz y en ruinas. Como digo, tengo mi opinión, tengo mis sospechas, pero carezco de certezas, y por tanto me guardo mi opinión para compartirla con quien yo quiera, y no diré ni que mienten los nacionalistas ucranianos ni que lo hacen los medios rusos porque no puedo tener una certeza absoluta; solo puedo opinar.
Decía antes que no me fío de la embajada rusa, pero menos aún de Twitter. Quiero contarte el por qué de mi desconfianza, repasando una historia que pasa y pasó desapercibida en España y en casi todo el mundo.
El 14 de octubre de 2020, a falta de menos de tres semanas para que se celebrasen las elecciones en EE.UU., Facebook y Twitter bloquearon la cuenta del 4º diario por tirada de EE.UU. (el New York Post) e impedían la publicación de un artículo de este periódico en el que este medio revelaba información sobre las gigantescas corruptelas del hijo del entonces candidato Joe Biden. Gracias a esta maniobra la gran mayoría de los votantes norteamericanos no tuvieron constancia de la ensalada de cleptocracia, prevaricación, putiferio y drogas que se sirve en la mesa del Clan Biden desde hace décadas. La inmensa mayoría de los votantes de Joe Biden no se enteraron del escandalo y según algunos estudios realizados tras las elecciones, uno de cada seis votantes de Biden no le habrían votado de haber conocido cómo el decrépito Joe había mentido sobre lo que sabía acerca de las correrías de su hijo por Ucrania, China, Kzajstán, Rusia, etc.
Twitter y Facebook protegieron a su chico y lograron que una momia mentirosa ,olisquedora de niñas, y con lapsus mentales continuos, pero del gusto de todos ellos y de Xi Jinping, se sentara en el Despacho Oval. Estas ciberdictaduras financiaron la campaña de Biden de manera escandalosa — sobre esto también he publicado de manera profusa (y con datos)– sus ejecutivos pasaron de estas empresas al comité de campaña de Joe (por ejemplo Carlos Monje, que era director de Políticas Públicas de Twitter). No contentos con todo eso, también sabotearon a los medios que contaban VERDADES, grandes como hogazas de pan de pueblo, incómodas y que podían dar al traste con la “inversión” que los déspotas online habían realizado con Biden.
El New York Times, Twitter, Facebook y Google, todos, mintieron acusando al Post de ser víctima de, sujétame el cubata, la desinformación rusa.
En un artículo publicado por Freenoticias el 15 de octubre de 2020 explicábamos la historia del portátil de Hunter Biden. Ya sabíamos de sobra que tenía toda la pinta de ser absolutamente verídica y ahora hasta los medios más progres lo admiten.
La información en manos del The New York Post procede del disco duro de un portátil del propio Hunter Biden. Biden presuntamente llevó en abril de 2019 tres discos duros dañados por el agua a una tienda de reparaciones, The Mac Shop in Wilmington, Delaware. En agosto de 2019 el dueño de la tienda, John Paul Mac Isaac, no logra contactar con quien le entregó los discos duros para entregárselos. Mac Isaac encontró material delicado en uno de los discos duros e informó al FBI. En noviembre de 2019 el FBI va a casa de Mac Isaac y hace una copia forense del disco dejándole el original. En diciembre regresa el FBI y confisca todo el material y un agente le dicen que si Hunter Biden vuelve por la tienda que le avise mediante un mensaje de texto y ellos se lo devolverán en persona. Mac Isaac alega que el FBI entierra el asunto, no tiene noticias del tema y trata de contactar con varios congresistas sin obtener contestación. En 2020 un amigo de Mac Isaac se pone en contacto con Robert Costello, abogado de Rudy Giuliani, quien a su vez es el abogado de Donald Trump. Giuliani obtiene a través de un agente del FBI sin identificar una copia del disco duro en cuestión. Giuliani (ex alcalde de Nueva York) pasa una copia al New York Post y este periódico fundado en 1801 publica la exclusiva. Todos los medios “oficialistas” de la corrección política saltan a tapar la noticia y Facebook y Twitter cancelan la cuenta del periódico y prohíben hasta enlazar con la cabecera de este medio.
Twitter y Facebook llegaron a impedir que el contenido del artículo del New York Post fuera publicado incluso cuando senadores y congresistas lo subían a sus páginas oficiales. Es decir que estas casas de putas, no hay otro nombre que me venga a la mente que mejor les defina, pasaron por encima de los representantes de la soberanía nacional de la nación en la que tienen sus sedes. Por supuesto Donald Trump ya estaba expulsado de los predios de estas cibertiranías.
Ahora que parece que Joe Biden está amortizado (yo sinceramente temo por su vida), los más conspicuos medios de intoxicación de masas admiten que lo que antes era mentira es tan cierto como que la luna es un satélite. El Sancta Sanctorum del progremonguerismo made in USA, el New York Times ha terminado reconociendo que era cierto todo lo que su rival, el New York Post, publicó sobre el portátil de Hunter Biden. El New York Times, Twitter, Facebook y Google, todos, mintieron acusando al Post de ser víctima de, sujétame el cubata, la desinformación rusa. Aquí un extracto del artículo del Times traducido:
“Personas familiarizadas con la investigación dijeron que los fiscales habían examinado correos electrónicos entre Biden, Archer y otros sobre Burisma y otras actividades comerciales extranjeras. Esos correos electrónicos fueron obtenidos por The New York Times de un caché de archivos que parece provenir de una computadora portátil abandonada por Biden en un taller de reparación de Delaware. El correo electrónico y otros en el caché fueron autenticados por personas familiarizadas con ellos y con la investigación“.
¿A quién creo más, a Twitter o a la embajada de Rusia en España? Muy buena pregunta ¿Y tú?
Si ya has leído todo mi artículo y sigues con ganas, por qué no te “inyectas” mi ensayo “Homo Correctensis”: