El 31 de Octubre Marruecos se queda sin el gas de Argelia y dependerá de España para abastecerse ¿Qué ficha va a mover su dictador?
“Henos aquí en una situación en la que la probabilidad de un conflicto armado es cada vez más elevada”, Fahd Yata, director del diario marroquí ‘La Nouvelle Tribune’.
Desde su independencia, Marruecos y Argelia han venido protagonizando una rivalidad por la primacía política, económica y militar en el Magreb. A cuenta de su frontera ya tuvieron un conflicto en 1963 (Guerra de las Arenas) y cuando Hassan II, aprovechándose de la debilidad de Campechano I, envió a su Marcha Verde —valientemente precedida de mujeres y niños– para machacar al Pueblo saharaui, Marruecos le comió la tostada a los argelinos, que veían frustradas sus aspiraciones de tener una salida al Océano Atlántico.
Marruecos viene moviendo peones de manera muy hábil en su estrategia a largo plazo, es lo que tiene contar con una Política de Estado con los intereses nacionales bien asumidos, no como otros.
A pesar de ser un rey macarrilla y con un gusto hortera de nuevo rico, Mohamed VI es un tipo astuto como lo fueron su padre Hassan y su abuelo Mohamed, y sabe aprovechar las oportunidades cazándolas al vuelo. Cuando la Administración Trump daba ya sus últimos coletazos, una vez que se había consumado el robo de la merienda que le organizaron entre chinos, ciberdictadores y medios de comunicación, Mohamed se subió a última hora al carro de los países musulmanes que formalizarían relaciones diplomáticas con Israel. No fue ni mucho menos algo gratuito sino a cambio del reconocimiento por parte de EE.UU. de su soberanía sobre el Sahara Occidental obviando el flagrante robo que supuso en 1975.
La población marroquí, con una sociedad civil que pinta muy poco, detesta con ardor islámico todo lo que tenga que ver con Israel, pero ese es un peaje que la oligarquía alauita puede permitirse pagar porque el rey es además el Comendador de los Creyentes y –o eso alegan– descendiente directo del mismísimo asaltador de caravanas y marido de niñas, Mahoma. El rey es por tanto máxima autoridad civil, militar y religiosa, y el tipo más rico del reino, lo cual en el mundo islámico, donde no hay fronteras entre religión y estado, tiene mucho predicamento y gusta.
A Marruecos le ha ido muy bien jugando el papel de aliado de Occidente y escudo contra el integrismo en el Estrecho. A la diplomacia de EE.UU. se la pone muy dura ver un país musulmán donde desde Palacio se controla todo todito, y les asombra ver cómo –al menos de momento– Marruecos no sucumbe a primaveras árabes en las que las opciones a elegir son siempre tiranía o tiranía islámica.
Por su parte Argelia tuvo que pasar por un proceso hacia su independencia mucho más sangriento que su vecino. Casi nueve años de guerra contra Francia (1954-1962) y un millón y medio de vidas perdidas, que le condujeron más hacia la órbita soviética y egipcia (de Nasser). Las regiones de Tinduf y Colomb Béchar, que hoy pertenecen a Argelia, son consideradas por Rabat como territorios marroquíes ocupados y fueron el detonante de la Guerra de las Arenas. Durante la etapa colonial francesa las fronteras entre Argelia y Marruecos no fueron delimitadas en numerosos tramos y cuando Marruecos obtuvo la independencia en 1956 los franceses mantuvieron estos territorios dentro de Argelia. Marruecos no se avino a negociar entonces con Francia sino que esperó a que Argelia obtuviera su sangrienta independencia seis años después. En 1962, Argelia tras una guerra fratricida (había muchos colonos franceses y españoles en Argelia y muchos argelinos pro franceses) no estaba en condiciones de entregar nada a nadie y ello condujo a esa breve guerra (en la que estuvieron involucrados países como Cuba o Egipto) tras la cual las dos regiones en disputa permanecieron bajo soberanía argelina.
Argelia tuvo además una guerra civil (1991-2002) de once años con grupos terroristas especialmente salvajes (que ya es mucho decir para el terrorismo musulmán) y siempre sospecharon de la injerencia marroquí en este conflicto.
La monarquía alauita no solo se dedicó a hostigar al régimen argelino desde el minuto uno lanzándose desde el Atlas con rumbo sur para robarles territorio apenas los franceses se piraron del avispero. Además de todo lo descrito arriba, Marruecos supo siempre hacer sangre de las desdichas de su vecino, alentando revueltas independentistas de corte bereber en la región argelina de la Kabilia (una paradoja teniendo en cuenta que Marruecos viene aplastando cualquier aspiración de sus propios bereberes).
En 1975 con Franco moribundo lo último que quería la diplomacia de EE.UU., dirigida por un muy inteligente sociópata como Henry Kissinger, era que los “alborotadores” saharauis cayeran dentro de la órbita argelina, lo cual interpretaban como dar una salida al Atlántico a la URSS. Por aquellos años (1973-1976) la diplomacia norteamericana se empleó a fondo para mantener una situación a su gusto a ambos lados del Estrecho. El asesinato del primer ministro Carrero Blanco en 1973, al día siguiente de entrevistarse en Madrid con Kissinger, es parte de esa estrategia diplomática, aprovechando que ETA pasaba por allí. Carrero sobraba para los intereses USA por varios motivos. Uno era evitar el avance del Proyecto Isleño (dotar a España de un arma nuclear) y otro quitarse de en medio a un duro de cara a lo que acontecería en el Sahara Occidental.
Una vez esbozadas estas pinceladas para que te puedas hacer una idea del contexto que preside el desamor entre estas dos naciones vamos a viajar al presente.
Argelia y Marruecos son dos naciones con una población similar (43 y 39 millones de habitantes respectivamente) y una renta per cápita parecida (unos 3.000 dólares Marruecos y 3.300 Argelia). Son dos naciones musulmanas con todo lo que eso acarrea y tienen intereses enfrentados desde que vieron la luz como estados. Argelia es una nación mucho más extensa que Marruecos y también más inestable. La figura del presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune en la actualidad, no puede competir con el prestigio de aunar en una sola persona la autoridad política, religiosa y económica como ocurre con el monarca alauita. Si bien es cierto que hablar de democracia en un país musulmán no deja de ser un chiste, lo que tienen en Argelia se parece más a una democracia que el decorado que tiene montada la corte de Mohamed VI. En un contexto musulmán, acercarse más a una democracia occidental equivale a ser mucho más inestable.

Militarmente Argelia es bastante más poderosa que Marruecos sobre el papel, pero las fuerzas armadas marroquíes han invertido importantes cantidades de dinero en modernizar su armamento en los últimos años, contando con la ayuda norteamericana. Se habla incluso de que sea Marruecos el primer país en África, y tal vez el único, en contar con bombarderos F-35 de 5ª generación y tecnología furtiva. Se considera que el argelino es el segundo ejército más potente de África, tan solo por detrás del de Egipto, mientras Marruecos ocupa el 5º puesto (Sudáfrica y Nigeria serían los terceros y cuartos). Todo esto es sobre el papel como he dicho, porque en un ejército tan importante es el número de carros, fragatas y cazas, como la calidad de sus mecánicos, sus suministros, repuestos, liderazgo, motivación, formación, etc.
Argelia cuenta con una baza muy importante en este escenario geopolítico: hidrocarburos, algo de lo que Marruecos carece.
Como decía al inicio de este artículo el 31 de octubre (en una semana) Marruecos se quedará sin el abastecimiento de gas procedente de la vecina Argelia.
El pasado 24 de agosto Argelia cesó las relaciones diplomáticas con Marruecos y además prohibió el tráfico aéreo de cualquier aeronave, civil o militar, con bandera marroquí. La justificación dada por Argel es la intromisión de Marruecos en la política interior argelina (apoyo al secesionismo bereber y a dos formaciones políticas consideradas terroristas por Argelia) y el apoyo mostrado a Israel. El ministro de asuntos exteriores israelí, Yair Lapid, tuvo duras palabras para el régimen argelino en su reciente visita a Rabat.
Israel juega sus cartas, también tienen claros cuáles son sus intereses, y cualquier aliado de Irán y Hezbollah, como lo es Argelia, puede y debe esperarse que Tel Aviv busque amistarse con su enemigo; Marruecos en este caso.
Pero en política exterior una cosa es por qué haces algo y otra es cómo justificas eso que haces. Argelia sabe que Marruecos anda y andará dándoles por culo para desestabilizarles cuando lo necesiten y Rabat puede contar con un trato recíproco, garantizado, desde Argel; sin novedad en esos frentes. El motivo real de esta escalada diplomática viene dado porque por un lado Argelia empieza a estar hasta los cojones de la ofensiva diplomática marroquí que cierra sus aspiraciones a un Sahara Occidental independiente y satélite de Argel, recordemos que el Frente Polisario dio por terminado el alto el fuego hace menos de un año, y por otro lado se les brinda una oportunidad única para atizar a Marruecos gracias a la feliz coincidencia –para Argelia– de que el 31 de octubre vence el plazo de suministro de gas que transcurre vía Marruecos y el Estrecho desde Argelia a la Península. Resumiendo, llevan tiempo hartos en Argel, el último año ese hartazgo ha ido a más y además coincide con una oportunidad única para devolver el golpe. Argelia ha decidido sacar el rabo.
El ministro de Energía argelino, Mohamed Arkab, ha dejado caer insistentemente que no renovaría los contratos de suministro del gas que pasa por territorio marroquí firmados con Naturgy y con la portuguesa Galp. Al mismo tiempo, Naturgy tiene un contrato con Marruecos para la operación y el mantenimiento del gasoducto en los 500 kilómetros del tramo que discurre por ese país.
Marruecos viene desde hace años exigiendo mejorar el peaje que se cobra por el gas que transcurre por el Rif. Actualmente Marruecos cobra, en forma de gas gratuito, un 7% del gas que circula por este gaseoducto. A partir del 1 de noviembre el gaseoducto que transcurre por Marruecos pasará de ser propiedad de Naturgy y Galp a ser del Estado marroquí y Rabat quiere mejorar sus condiciones. Pero Marruecos se puede encontrar que no solo no las mejora sino que dentro de una semana pueden ser propietarios de 500 kilómetros de tuberías por los que no circule ni un centímetro cúbico de gas. Argelia ha venido manteniendo un perfil bajo en la negociación hasta que el plazo en el que expira el actual contrato se echara encima de Marruecos. Y el pasado Agosto han dicho basta.
España tiene garantizado hasta cierto punto el suministro a través del gaseoducto Medgaz, que no pasa por los predios de los chantajistas habituales alauitas, sino que transcurre desde la costa oriental de Argelia, Beni Saif, hasta Almería a través del Mar de Alborán. Este gaseoducto está previsto que amplíe su capacidad de caudal en un 25% de aquí a final de año. Por otra parte Argelia ha garantizado a España que el gas que pueda faltarnos llegará empleando buques gasistas (lo que no garantizan es el mismo precio para este).
En el caso de Marruecos, quedarse sin ese gas gratuito y el contrato con las empresas españolas, es un puñetazo en todo los morros. Tan es así que Marruecos ha pedido a España que colaboremos con ellos para hacer reversible el gaseoducto que cruza el Estrecho. Es decir que pasarían de gas gratis e ingresos por mantenimiento de infraestructuras a gas de pago y peaje por el transporte a través de España.
Pinta feo porque en Marruecos también hace frío en invierno y porque cualquier cosa que afecte a la economía del país impacta también en el bolsillo de su dictador, que cobra por todo lo que se menea en Marruecos.
Si España tuviera una Política Exterior dedicada a servir los intereses estratégicos nacionales en lugar de apostar por la boutade de una política exterior “feminista” de sesgo ideológico y no de Estado, que nadie sabe en qué coño consiste, nuestra jugada debería ser mantenernos exquisitamente neutrales y equidistantes ante el conflicto de los dos países magrebíes…de puertas afuera. De puertas adentro deberíamos apoyar a Argelia prestándoles todo el apoyo logístico posible, inteligencia y asesoramiento militar y diplomacia furtiva.
Que detrás de Argelia estén Irán, Rusia o quien sea, no significa que no debamos apoyar a Argel. Irán y Rusia no están a partir un piñón entre ellos pero, a cada uno por distintas razones, les interesa apoyar a Argelia. El Reino Unido, con quien nos sentamos a la mesa de la OTAN, es un aliado de Marruecos, y por ende enemigo de España, en su defensa por mantener su botín pirata: Gibraltar. Franklin Delano Roosevelt lo expresó muy bien cuando dijo “es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.
Aventurarme a pronosticar si habrá una guerra o no, y en caso de haberla quien iniciará las hostilidades, cómo y cuál será el resultado de esa hipotética guerra, es bastante difícil, pero me lanzo a la piscina con un escenario posible.
Creo que si Argelia se enroca en su postura el abastecimiento de gas a Marruecos va a quedar en buena parte en nuestras manos, o sea en las manos de mantequilla del narciso de Moncloa. Si por curar de lo suyo en La Rioja al tal Ghali del Polisario, Sánchez tuvo que esconderse en las faldas de su ex-ministra, podemos imaginarnos que con una patata caliente como tener a Marruecos exigiendo gas a precio de saldo o si no… , Sánchez va a pasarlas putísimas. Primero porque no nos sobra el gas, y segundo porque lo mismo eso a Argelia no le agrada –esto último es seguro–. Si Argelia le corta el grifo a Marruecos para poner a Mohamed de rodillas, no le va a hacer gracia ninguna que nosotros se lo abramos, el grifo primero lo tienen ellos.
Si yo fuera el líder argelino ya habría advertido a Sánchez que abastecer de gas a Marruecos significa que Argelia dejará de abastecer a España. Si Argelia en esta apuesta ha decido sacarse el rabo no se van a cortar enseñándonoslo si hace falta a nosotros también. Como decía, en la política exterior una cosa es por qué se hace algo y otra la razón que se cuenta; la primera es siempre una y para la segunda se puede elegir y ser creativos, por eso los diplomáticos son gente con estudios.
mientras Marruecos y Argelia se muestran los colmillos y nuestros intereses estratégicos están en juego, nosotros estamos a vueltas con evangelizar al mundo en el feminismo empleando nuestra diplomacia
Sigo haciendo política ficción. Creo que si se desata un conflicto bélico, Marruecos atacará primero y creo que además es eso lo que espera Argel. En esta partida el régimen de Tebboune puede permitirse cortar el grifo y quedarse sentado a esperar acontecimientos, en cambio quien se queda sin gas, Marruecos, tiene que mover ficha. La ficha solo puede moverse de tres maneras. La primera es aguantar el envite argelino y buscarse otros proveedores. A los precios del crudo y el gas del mercado actual con esa estrategia Marruecos tendría que pagar una factura mucho más alta y además seguir sin ingresar los peajes que cobran hasta ahora. A Mohamed no le interesa aumentar aún más la pobreza de sus súbditos, que ya bastante tienen con soportar la cleptocracia del trono, y sabe que si los marroquíes pagan un recibo de la luz de mercado, tiene las revueltas garantizadas. Este escenario supone tener a los argelinos comiendo palomitas esperando acontecimientos.
El segundo escenario es llegar a un acuerdo con Argelia, lo que supone hacer concesiones por parte de Marruecos. Estas concesiones serán aireadas por el régimen de Argelia hasta la saciedad con el propósito de humillar a su rival. Un rey humillado, en un contexto islámico, es un rey tocado. Las concesiones serían de orden económico y político, por una parte disminuir o eliminar el peaje que cobra Marruecos a cambio de seguir suministrándoles el gas y por otra lograr un acuerdo en el Sahara Occidental, en la delimitación de la frontera central entre ambos países, etc., y siempre en beneficio de Argelia.
El tercer escenario es un ataque militar directo por parte del ejército alauita. Mi apuesta sería una ofensiva aérea sobre el noreste de Argelia para dañar tanto las plantas de licuefacción de gas como las instalaciones portuarias de Beni Saf. La excusa para este ataque podría ser cualquiera, desde un atentado de encargo de falsa bandera hasta una afrenta prefabricada. Pueden preguntar en EE.UU. que tienen toda una enciclopedia al respecto de como justificar entrar en guerra (Acorazado Maine, Lusitania, Pearl Harbour,..). La excusa que inventen para justificar su contraataque en represalia, galvanizaría a los marroquíes que llevan décadas siendo educados en el odio a Argelia y colocaría al pueblo detrás de su amado tirano. Punto para Marruecos. Esta ofensiva puede también ser explicada por Marruecos con algo tan prosaico como que Marruecos considera como una declaración de guerra el embargo gasista argelino.
Marruecos debería acompañarse del Primo de Zumosol norteamericano, para lo cual deben comerles con tiempo la oreja con cosas como que Hezbollah, Irán y Rusia se van a apoderar del Estrecho de Gibraltar si ellos no lo evitan. Esos deberes ya los tienen hechos. El pasado mes de junio se llevaron a cabo las maniobras militares “African Lion 2021” en las que participaron Túnez, Marruecos y Senegal además de Italia, Reino Unido, Holanda, Canadá y Brasil todo ello coordinado por el Comando de África estadounidense. España no estaba ni como país invitado,… y Argelia tampoco.
EE.UU. optaría por prestar todo su apoyo logístico y de inteligencia (comunicaciones, movimientos de tropas vía satélite, logística, inteligencia militar) a Marruecos pero sin tomar parte en las hostilidades salvo que Argelia acabara barriendo al ejército de Mohamed VI hasta Tánger (tampoco es descartable). Tampoco es descartable un apoyo por parte de Israel con algunas acciones furtivas de sabotaje en la frontera oriental argelina. No obstante Israel sabe sobradamente que entrar abiertamente en una guerra entre dos países musulmanes “hermanos” tomando parte por uno de ellos, equivale a la muerte en vida de ese país en todos los foros islámicos (la OCI sin ir más lejos) por lo que se quedarán en un segundo plano bien pertrechados de palomitas.
Por su parte la OTAN no puede, o no debería si son inteligentes, entrar en apoyo de ninguna de las partes en conflicto porque no interesa un foco de inestabilidad en la zona y menos con un proveedor de gas fundamental para Italia, España y Portugal. Rusia optaría por seguir una estrategia similar a la de EE.UU. prestando apoyo a Argelia desde la sombra y tal vez destacando algunos navíos de guerra en el Mediterráneo Occidental desde sus bases de Crimea y Siria (Sevastopol y Tartús). Lo que está claro es que el Estrecho y el Mar de Alborán quedarían blindados tanto por las unidades de la US Navy destacadas en Rota como por la Armada española y la Royal Navy. En otras palabras no se permitiría llevar el conflicto al mar a los contendientes al estar en juego el tráfico marítimo y el comercio internacional que transcurre por allí.
España debería destacar tropas adicionales, tanto en Ceuta y Melilla, cerrando la frontera, como en todos los enclaves a lo largo de la costa africana, y según cómo discurran las cosas en el teatro de operaciones exigir a Marruecos que se autorice sí o sí un despliegue en lo que se denomina la zona neutral (de facto la ocupa Marruecos en la actualidad) e incluso más allá. La justificación es que no puedes desplegar unidades de defensa en plazas de 19 y 14 kilómetros cuadrados, necesitas más territorio.
Otra jugada que España podría llevar a cabo es la de declarar públicamente que cualquier ataque sobre las infraestructuras gasistas argelinas que surten de gas a nuestro país se consideraría un acto de guerra. Si ese movimiento viene apoyado por una diplomacia que en lugar de ser feminista fuera eficaz y que recabara apoyo internacional para hacer llegar a Marruecos esa advertencia nos apuntaríamos un tanto sustancial.
La guerra probablemente acabaría en un empate que ganaría a los puntos la nación que más haya golpeado a la contraria y que mayor botín territorial obtenga.
El teatro de operaciones sería amplio ya que hablamos de una frontera de 1.700 kilómetros. Una acción de castigo por parte de Marruecos en el norte podría verse respondida con un ataque masivo de unidades de carros de combate T-90 y T-72 argelinos desde el flanco sur y un avance del Frente Polisario desde su base de Tinduf apoyado por la aviación y la artillería argelinas.

Para nuestros intereses, los de España no los de Sánchez, cuanto más al sur se libre el conflicto, mejor. La estrategia por la que yo apostaría sería la de un despliegue naval en el triángulo Tarfaya-Fuerteventura-El Aaiún con la excusa de salvaguardar nuestros intereses en la zona (la seguridad de Canarias) dando por cerrado este espacio marítimo para la marina marroquí y así mantener el conflicto alejado de nuestras aguas. También sería fundamental articular una cooperación en la sombra con el Polisario y Argelia desembarcando material y proveyendo de información táctica ¿Es algo arriesgado de hacer? Evidentemente lo es, pero también es arriesgado organizar o colaborar en un atentado en unos trenes en Madrid por una supuesta afrenta en el islote de Perejil ¿verdad?
Conviene no olvidar que el objetivo a largo plazo de Marruecos como nación es la constitución de lo que Allal el Fasi, líder el partido Istiqlal allá por los años 40 del siglo pasado, denominó el Gran Marruecos que abarca gran parte del desierto occidental argelino, todo el Sahara Occidental y toda Mauritania. Eso es lo que se les enseña a los niños en los colegios de Marruecos. Permitirles cualquier avance en este sentido es un suicidio para España.
El interés nacional de España pasa por un Marruecos debilitado política y militarmente, con una monarquía alauita temerosa y a la defensiva y con, a la vez, un crecimiento económico del país que permita crear una clase media lo más amplia posible cada vez más distanciada del servilismo hacia el rey y abierta a ideas liberales. Una derrota a los puntos en un conflicto contra Argelia, bien manejada y llevada con diplomacia, puede fácilmente socavar el prestigio de la Corona logrando que esta pierda paulatinamente poder en beneficio de otros estamentos (burguesía, empresarios, partidos políticos de verdad y no teledirigidos por el rey, etc.). Cuanto más bascule el régimen de Marruecos hacia una monarquía parlamentaria con un rey que se limite a sus funciones ceremoniales y de representación, mejor para España. Tal vez Mohamed VI no sea el adecuado para recorrer ese camino por lo que una vez terminado el conflicto España debería precipitar su abdicación a base de una campaña que golpee duro en su prestigio –hay material de sobra– hasta que deba abdicar en su hijo Moulay Hassan, empujado por, entre otros, sus propios generales humillados y resentidos tras la guerra. Eso no sería bueno para España, sería excelente.
Pero mientras Marruecos y Argelia se muestran los colmillos y nuestros intereses estratégicos están en juego, nosotros, con el chulo-piscinas a cargo, estamos preocupados en algo tan estéril como evangelizar al mundo con nuestra política exterior feminista.
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