«Lo que podría haber sido interpretado como una historia de xenofobia e islamofobia ha resultado ser una historia de diálogo social y ejemplar por parte del mundo fallero y la comunidad islámica» ha dicho Marcos Soriano aún con los gayumbos chocolateados.
Marcos Soriano, que es el presidente de la falla indultada, ha destacado “el clima de diálogo y acuerdo” que ha habido entre ambas partes para adoptar esta decisión. El diálogo consiste en que la comunidad musulmana ha ordenado que esa falla no se queme, no sea que algunos se enfaden mucho. Hay precedentes que convierten esta sugerencia en una oferta que los falleros no podían rechazar.
¿Pero de qué diálogo estamos hablando? Aquí ha habido una exigencia y una sumisión a dicha exigencia, punto. No se ha negociado quemarla un poquito, os habéis cagado y listo
Si la sinceridad estuviera bien vista, y si la caquita que se ha hecho Soriano no le impidiera mostrar un poco de hombría, debería haber declarado que tiene miedo, que los falleros tienen familias y que no les apetece vivir amenazados de muerte por una gente que ha demostrado tener cero tolerancia y sentido del humor. Habría dicho que no sabían en donde se metían al mojar la oreja a una gente que es capaz de matar por una caricatura.
La comisión Duque de Gaeta-Pobla de Farnals de València ha decidido indultar la falla en la que se representa una mezquita y de una Media Luna a “petición” de la comunidad musulmana de la ciudad. Lo dicho, a los falleros les han hecho una oferta que no han podido rechazar.
Según Soriano el hecho de indultar esta falla es un “acto de absoluta conciliación” con el que se frena “todo lo que puede suponer el problema”. Este pobre hombre termina mostrando su servidumbre rematando que “lo que podría haber sido interpretado como una historia de xenofobia e islamofobia ha resultado ser una historia de diálogo social y ejemplar por parte del mundo fallero y la comunidad islámica”.
¿Pero de qué diálogo estamos hablando? Aquí ha habido una exigencia y una sumisión a dicha exigencia, punto. No se ha negociado quemarla un poquito, os habéis cagado y listo. Quemar una falla o quemar lo que sea no es un acto de islamofobia ni de cristianofobia ni de nada, es una tradición que no tenemos por qué cambiar. La respuesta lógica y valiente habría sido “la falla se quema y no es por ofenderos sino porque es una costumbre nuestra. Aprended a vivir con ello porque no podéis venir a imponernos la Ley Islámica a nuestra querida España”. A mí me resulta mucho más ofensivo que por ejemplo en Marruecos esté prohibido para un musulmán convertirse en cristiano o que las mujeres en ese país hereden la mitad que sus hermanos. Encuentro mucho más ofensivo el trato que se da a las personas que viven sometidas a la ley islámica porque, facha de mí, siento más compasión por los padecimientos de la gente que por la quema de monigotes.
El miedo es libre y no culpo a los falleros caganers de decidir no quemar su falla, tan solo pido un poquito de sinceridad y que reconozcan que se han venido por la pata abajo en lugar de tratar de disfrazar su lógica cobardía de conciliación y diálogo. Os habéis cagado, no pasa nada, es lógico porque el islam es una ideología que ha demostrado ser muy violenta y poco o nada comprensiva con las tradiciones ajenas.
Sin quererlo las fallas han decidido aplicar la Ley Islámica y someterse, y de eso va precisamente el islam, de sumisión y de miedo, no de paz.
Ahora solo falta esperar al próximo “colectivo” matonil que haga más ofertas imposibles de rechazar, para que los falleros digan que no desean ser algo-fóbicos y así indulten a todas las fallas que representen ideologías violentas. Unas fallas políticamente correctas convertidas en un ritual progremonguer más.
