InicioOpiniónEl mensaje de Martin Luther King es hoy considerado racista en EE.UU.

El mensaje de Martin Luther King es hoy considerado racista en EE.UU.

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“Sueño que mis cuatro hijos pequeños algún día vivirán en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter”.

Esta frase que rezuma sentido común y humanismo, y que cualquier persona racional suscribiría, fue pronunciada por el doctor Martin Luther King un 28 de agosto de 1963 ante cientos de miles de seguidores reunidos en el monumento memorial de Lincoln en Washington. La frase está enmarcada dentro de un discurso que ha pasado a la posteridad y que se le conoce como “I have a dream” (tengo un sueño).

Exactamente 58 años después de ese discurso, la nación por la que luchó King considera racistas ese tipo de manifestaciones. Lo que lees, así de duro y así de triste.

Por cierto que Lincoln era un presidente republicano, como Trump, que embarcó a su nación en una guerra civil para , entre otras cosas, acabar con un sistema económico injusto basado en la esclavitud. Los mayores defensores de la segregación racial entonces, en los años 60 del pasado siglo, y ahora son los demócratas como Joe Biden. Por algo el doctor King dio ese discurso ante la estatua de Abraham Lincoln y no en otro lugar.

Según la conocida como Critical Race Theory o CRT (Teoría Crítica de la Raza) sí hay que tratar y juzgar de manera distinta a la gente por el color de su piel (y por más “meritos” circunstanciales). Para los defensores de la CRT juzgar a alguien por su carácter, por sus ideas, por su esfuerzo y en definitiva tratarles como a un congénere de la especie humana (que es lo que somos) sin aplicar un filtro especial dependiendo del color de su piel son cosas terriblemente racistas.

La segregación racial que tantos esfuerzos costó erradicar en el siglo pasado, en gran parte gracias a personas de excepcional coraje como King, vuelve por sus fueros en los EE.UU. distópicos del siglo XXI de la mano de esta teoría. En las empresas se crean grupos que analizan el racismo sistémico y el nivel de respeto corporativo hacia la diversidad; estos grupos se crean basándose en el color de la piel de sus miembros (los blancos no tienen derecho a tener su grupo). Luchan por la diversidad desde la auto-segregación, la lógica de vacaciones. En muchas universidades se están instaurando residencias estudiantiles segregadas por raza. El objetivo es según dicen “proteger” a las minorías y que se sientan seguras.

En EE.UU. se está llegando a cosas tan alucinantes como que se pidan residencias de estudiantes solo para negros. Y quien no se lo crea aquí un ejemplo de los muchos que pueden ser encontrados:

Demands for Segregated Housing at Williams College Are Not News

«Es inquietantemente común que las universidades estadounidenses, públicas y privadas, ofrezcan dormitorios, ceremonias de graduación y eventos separados».

Según la Asociación Nacional de Académicos (National Association of Scholar o NAS) sobre una muestra de 173 instituciones académicas superiores, «encontramos que el 42 por ciento ofrecen residencias segregadas, el 46 por ciento ofrece programas de orientación segregados y el 72 por ciento organiza ceremonias de graduación segregadas»

Más sobre este tema en este artículo:

El daltonismo racial (tratar a la gente por su carácter no por su etnia) es considerado una ideología racial –como lo lees “una ideología racial”– que sostiene que la mejor forma de acabar con la discriminación es tratando a las personas de la manera más equitativa posible, sin importar su raza, cultura o etnia. Eso de tratar a la gente igual es algo muy racista según los defensores de la CRT.

Los grupos no sienten ni padecen ni tienen derechos, quienes sí sienten y sí tienen derechos son los individuos sean de la raza que sean.

La CRT reúne las dos condiciones necesarias y suficientes para ser un producto del Pensamiento Progremonguer (“Único”): es disparatada hasta la nausea porque carece de lógica fuera de su matriz y su dialéctica marxistoide y tiene como objetivo dividir a la gente en pequeños rebaños –y sub-rebaños– con el propósito de crear tensión y mantenernos entretenidos con problemas inventados.

El progremonguerismo necesita que exista racismo porque le sirve de palanca para alcanzar distintas metas.

Por un lado, dando por sentado que existe un racismo sistémico en Occidente, se logra que el ecosistema de oprimidos y opresores cobre sentido aunque sea solo en las mentes de sus abducidos. Establecer categorías de oprimidos y de opresores es lo que la dinámica marxista precisa para que la lucha de clases se traslade a nuevos frentes. El frente racial, el frente de los sexos (feminismo) y el frente de los infinito más un “géneros” (teoría queer) y hay más, son todos parte de una misma guerra: la guerra contra el individuo y sus libertades. Entretenernos sembrando la desconfianza entre unos y otros mientras nos despojan de las libertades a TODOS.

Fuera de Occidente a los progremonguers les da lo mismo las barrabasadas que cometan los chinos con sus minorías o los hutus con los tutsi en África; no son su “negocio”, y además otro de los dogmas que anidan en esta descabellada teoría es que solo los blancos tienen el superpoder de ser racistas (lo cual a mí me suena bastante racista por cierto)

Otra de las metas que se logran con esta teoría cochina es la de infantilizar a la población ofreciendo justificaciones espurias para excusar actitudes y fracasos personales. Si a un niño negro estadounidense le educas en la creencia de que es un oprimido de nacimiento y una víctima de un racismo que todo lo impregna, acabará llegando a casa con 5 suspensos y diciéndole a mamá que la culpa es del “privilegio blanco” o de su opresión como negro. Si el profesor es blanco y en lugar de un niño es una niña, ya ni te cuento porque entonces el heteropatriarcado tóxico se sumara a las excusas que dé a sus padres la niña victimizada.

Creando ecosistemas cruzados artificiales de oprimidos-opresores se enrarece y emponzoña la comunicación a base de inyectar prejuicios entre los distintos “grupos” lo que mantiene a la “plebe” (de todas las razas) dividida e incapaz de plantar cara a los que se divierten aplicando sus procesos de ingeniería social, los auténticos opresores de todos los demás.

Me detendré un poco en esto de la “infantilización” de la población porque considero que eso sí es un repugnante comportamiento racista. Voy a emplear citas y datos extraídos de mi artículo del 30 de agosto de 2020 al que puedes acceder justo debajo de este párrafo.

Los negros en EEUU matan blancos 17,8 veces más que los blancos a los negros. Los ciudadanos negros en EEUU asesinan proporcionalmente 4,5 veces más que los blancos. Son datos de 2014 suministrados por el FBI

Fuente: FBI (Federal Bureau of Investigations) EEUU

¿Por qué matan mucho más de media las personas negras que las personas blancas? La pigmentación no es la causa por supuesto, la causa está más enraizada en el dato de que entre la población negra existe un mayor número de familias desestructuradas que la media de la población de EE.UU.

El 40% de los abortos practicados en EEUU fueron practicados a mujeres de raza negra por un 49% a mujeres de raza blanca. Teniendo en cuenta que hay 4 veces más mujeres blancas que negras la conclusión es que las mujeres negras abortan 3,26 veces más que las mujeres blancas y 3 veces más que la media nacional. Otras encuestas llevan estas cifras a 4 y hasta 5 veces más prevalencia del aborto entre las mujeres de raza negra. Tres de cada 10 embarazos terminan en aborto entre las mujeres negras estadounidenses. Eso es una tragedia que a los defensores de la CRT ni les preocupa.

El 65% de los niños de raza negra viven en familias monoparentales comparado con el 24% de los niños de raza blanca o un 15% entre los niños de origen asiático. Esta realidad es en parte consecuencia de las políticas racistamente paternalistas de la izquierda norteamericana empeñada en infantilizar a los ciudadanos de raza negra.

Descubre por qué “HOMO CORRECTENSIS”, el libro de Freenoticias que hace que los progremonguers convulsionen:

El fondo de la cuestión es que a la comunidad negra (detesto hablar de comunidades raciales porque me parece racista pero así lo hace la causa progre) se le ha venido dando un trato condescendiente y paternalista por parte de la izquierda norteamericana a la vez que se le han inyectado elevadas dosis de victimismo que ha actuado como narcotizante. Si te están diciendo a cada momento que te tratan mal por ser negro, que eres una víctima, que los blancos te odian porque los blancos nacen racistas de serie y que cualquier cosa que te digan o hagan que te pueda molestar es un acto de racismo, acabas sintiéndote víctima.

Criarse en una familia monoparental y acostumbrada a vivir de las subvenciones públicas, y que te cuelguen la etiqueta de víctima por el color de tu piel, no es el mejor entorno para que un niño dé lo mejor de sí mismo. Que haya mayores tasas de delincuencia entre los negros que entre los blancos o asiáticos no tiene nada que ver con la raza sino con los hechos; carecer de una figura paterna que sirva como modelo de comportamiento, como referente, es mejor que no tenerla. Dos de cada tres niños negros en Estados Unidos no tienen una figura paterna sólida. Un niño, sea del color que sea, que crece sin padre y busca entre los matones del barrio su referente masculino y que encima tiene la excusa de su “opresión”, será mucho más propenso a convertirse en un delincuente. Es de cajón, pero como los conceptos de familia y de superación personal son a la izquierda como un crucifijo para un vampiro es mejor echar la culpa a otros y utilizar a ese niño para tu causa liberticida.

Lo paradójico de toda esto es que la izquierda no sé da cuenta (o tal vez algunos sí) de que tratando a las personas de raza negra como a niños están desplegando un comportamiento verdaderamente racista, y el ejemplo lo tenemos en lo que Joe Biden le dijo al co-presentador del programa de radio «The Breakfast Club», Charlamagne tha God:

«Bueno, te diré una cosa, si tienes problemas para determinar si estás a favor mío o de Trump, entonces no eres negro.» (Joe Biden, Mayo 2020)

A un niño, sea de la raza que sea, lo que hay que inculcarle no es que el color de la piel con la que vino al mundo determina cómo debe ser tratado o si pertenece a la categoría de víctima u opresor. A un niño hay que enseñarle valores y no darles excusas y consignas políticas. A ese niño hay que decirle que los niños de otras razas son sus congéneres, que todos somos jodidos homo sapiens, que hay niños malos y que los hay buenos, que hay niños que sufren más que otros por circunstancias familiares o por enfermedades (y no por su color) y que hay que ser compasivos con esos niños. Un niño sin padre, o sin madre, un niño paralítico un niño con Síndrome de Down, un niño tartamudo, disléxico o autista, o un niño de una familia con pocos recursos merece contar con un apoyo extra por parte de los que le rodean al igual que una abuelita merece que le ayudemos a subir la compra. Hay niños negros privilegiados y hay niños blancos desfavorecidos y viceversa para ambos casos.

Ser blanco no es sinónimo de ser un privilegiado, y ser negro no lo es de ser un oprimido, ese eje tan simplista exuda un apestoso racismo. Inculcar en la mente de los niños blancos una culpa que no tienen o inculcar en las mentes de los niños negros que son víctimas de nacimiento es racismo por más que la jodida progremonguería pretenda hacernos creer lo contrario.

Una de las premisas de la CRT es que puesto que existe ese racismo hereditario y sistémico, prácticamente imposible de atajar por más que mortifiquemos a la gente, la única forma de compensarlo es mediante una forma de opresión inversa. Los teóricos de esta teoría marxista de la CRT llaman a esa opresión equidad.

La igualdad de oportunidades es que todos tengan las mismas posibilidades, la equidad tal y como la entienden los defensores de la CRT consiste en que todos obtengan los mismos resultados.

En la imagen de más abajo (sacada de uno de los muchos cursos que se imparten en multinacionales para sembrar este racismo de nuevo cuño) aparecen dos imágenes para explicar en qué consiste la equidad y por qué es mejor que la igualdad.

Un señor alto, una niña y un hombre en silla de ruedas, una valla que no deja ver un partido y tres cajas. La igualdad es que cada uno tenga una caja mientras que la equidad es que el adulto le dé su caja a la niña porque necesita dos para alcanzar a ver y ponerle una rampa al hombre en silla de ruedas. Sin entrar a preguntarnos por qué ninguno de los tres ha pagado la entrada para poder ver el partido, explicaré porque este “meme” no tiene nada que ver con lo que se persigue por parte de esta basura.

Lo primero que hay que decir es que no todo el mundo “merece” obtener los mismos resultados. No todos merecen ganar un Premio Nobel, no todos merecemos jugar en la NBA o ganar una medalla de oro en salto de longitud, y quien no entienda esto acabará frustrado.

Por otra parte establecer que el color de la piel pueda considerarse una minusvalía que precisa de una ayuda extra como si los negros fueran la niña de la imagen, es racismo de cabo a rabo del tipo “pobre negrito”. Fijar cuotas raciales o por sexos en las aulas universitarias, algo muy común en Occidente, precisa de discriminar al individuo para favorecer la mediocridad y los rebaños. Si resulta que en determinadas facultades de ciencias se detecta un “exceso” de estudiantes asiáticos, lo que se hace es pedir una nota más alta a los estudiantes asiáticos (y una más baja a los demás) para “equilibrar” este exceso de esfuerzo por parte de determinados individuos que casualmente son asiáticos. Se compensa una opresión inventada aplicando una de verdad. Discriminación positiva lo llaman, como si hubiera alguna forma de discriminar que fuera buena ¿A alguien puede importarle más, y es un suponer, que el 60% de los cirujanos fueran de origen coreano que que sean excelentes profesionales? Yo me apunto a lo segundo antes de entrar en el quirófano.

A mí los estudiantes blancos, los estudiantes negros o las “estudiantas” indias me importan cuarto y mitad de mierda, quien me interesa es el estudiante, de la raza que sea, con nombre y apellidos que por culpa de una cuota racial teniendo un 8,5 no entra en una facultad porque tiene los ojos rasgados o la piel del color que sea, mientras ve que otros con un 8,2 sí tienen la plaza que él merece más debido a que unos gilipollas han establecido que ese otro está (más) oprimido. Los grupos no sienten ni padecen ni tienen derechos, quienes sí sienten y sí tienen derechos son los individuos sean de la raza que sean.

Lo de la igualdad de resultados tiene sentido cuando el resultado es poder llegar al tercer piso o poder leer, un estudiante en silla de ruedas precisará que haya rampas y ascensores para acceder al aula y uno ciego necesitará tener libros en Brayley, y eso sí es lógico. Lo que carece de lógica es que un niño negro de familia rica obtenga beneficios a costa de discriminar a otro niño blanco que, aunque sea pobre de solemnidad, es considerado un opresor congénito. Cuando haya que dar ayudas extra deben otorgarse al individuo tomado uno por uno y analizando cada caso no trazando la raya en la pigmentación.

Empecé esté artículo con el doctor Martin Luther y King, un racista según el estándar postmoderno y postmarxista actual y terminaré citando otra de las frases de su brillante e inspirador discurso de aquel 28 de agosto.

“Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y la Declaración de Independencia, estaban firmando un pagaré del que todo estadounidense sería heredero. Esta nota era una promesa de que a todos los hombres, sí, tanto negros como blancos, se les garantizarían los Derechos inalienables de Vida, Libertad y la búsqueda de la Felicidad”.

¡Amén Martin! Yo comparto tu sueño.

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