Un marroquí de 18 años del que seguramente nunca sabremos su nombre “presuntamente intentó degollar a una trabajadora social que estaba desempeñando su labor en Ceuta como voluntaria de una ONG y con la que mantenía una relación sentimental” según recoge El Pueblo de Ceuta .
La voluntaria, de 24 años, convivía desde hacía tres meses en su domicilio con este sujeto natural de Tetuán. Desde el principio de la relación la mujer venía sufriendo reiterados malos tratos. El pasado 29 de julio estos malos tratos a punto estuvieron de costarle la vida.
Los hechos se produjeron según el diario El Pueblo de Ceuta por un asunto de celos por parte del marroquí. El presunto violador y maltratador discutió con la tonta de su novia (las cosas debemos llamarlas por su nombre, como diría Forrest Gump “tonto es el que hace tonterías”) porque no quería que esta viajara a la península. El cabronazo sin nombre, la encerró, le rompió el móvil y se la llevó hasta el dormitorio mientras la golpeaba. En el dormitorio trató de degollarla, y solo se detuvo cuando la mujer le prometió que no le denunciaría (algo que nunca hizo a pesar de las palizas anteriores). Una vez en el hospital la pringada idealista (de nuevo podemos parafrasear a Forrest Gump) que acogió a una bestia en su casa por “amor”, denunció a su agresor.
El presunto delincuente ingresó en Ceuta como mena y ya había protagonizado algún delito siendo menor de edad.
¿Violencia machista? No, violencia islámica o machismo musulmán. Si algún minion de nuestro Gobierno hiciera unas declaraciones sobre el asunto, que no caerá esa breva, diría que es un delito de violencia machista y que no debemos criminalizar el origen del agresor porque eso es ser racista.
Insisto que no es violencia machista sino violencia islámica o, estirando mucho el chicle, machismo musulmán, y razonaré por qué. Lo primero que me llama la atención es que al sustantivo violencia no esté bien visto adjetivarlo con feminista o islámica ¿Alguien ha oído hablar de violencia feminista? No, porque “feminista” o “islámico” son adjetivos que solo pueden colocarse detrás de sustantivos bonitos como “cultura” o “religión”.
¿Por qué este niñato musulmán de 18 años apaliza a su novia (tonta) que le ha acogido en su casa? ¿Es porque cómo hombre es malo de nacimiento y no puede evitar sacudir a las mujeres “desobedientes” o es porque procede de una cultura y profesa una religión que justifican atizar a las mujeres cuando estas no se someten?
Veamos lo que opinan Allah y Mahoma, uno que se casó con una niña –Aisha– de 6 años, al respecto, en el versículo 4:34 del Corán:
“Los hombres están al cargo de las mujeres en virtud de la preferencia que Allah ha dado a unos sobre otros y en virtud de lo que (en ellas) gastan de sus riquezas. Las habrá que sean rectas, obedientes y que guarden, cuando no las vean, aquello que Allah manda guardar. Pero aquéllas cuya rebeldía temáis, amonestadlas, no os acostéis con ellas, pegadles; pero si os obedecen, no busquéis ningún medio contra ellas. Allah es siempre Excelso, Grande”.
¿Tendrán algo que ver con cómo se portan algunos, que ven en Mahoma al hombre perfecto y el ejemplo a seguir, las enseñanzas de eso llamado islam? Irene Montero seguro que opina que no, que los malos de verdad somos los heteropatriarcas occidentales, porque al fin y al cabo el Islam es la religión de la paz.
Las pruebas de virginidad tienen un gran predicamento en la sociedad marroquí, especialmente en la época de las bodas, entre junio y agosto. Suele ser solicitada por el futuro marido, por su familia y muchas veces por la propia familia de la futura esposa.
Veamos cómo son las cosas en Marruecos, nuestro “tradicional” amigo del sur:
Marruecos no ha tenido una ley para defender a las mujeres de los malos tratos hasta septiembre de 2018. Esta nueva ley apodada “ley Hakaui” (nombre de la ministra que impulsó esta normativa) requiere que las víctimas emprendan acciones penales para poder llevar sus casos adelante, algo que las mujeres en Marruecos tienen realmente complicado. La ley no asigna ninguna tarea específica a la policía o a los fiscales y jueces de instrucción en casos de violencia doméstica. Esta ley también carece de fondos para proteger a las mujeres maltratadas.
Esta legislación no contempla la violación dentro del matrimonio como delito e impone penas de entre 1 y 6 meses de prisión.
Como vemos se trata de penas de chichinabo. Según informaba Antena 3 a un hombre en marruecos le condenaron a 20 años por robar un móvil. En Marruecos te sale más caro ser lesbiana u homosexual practicante que dar una paliza a tu mujer. Los pillados en flagrantes actitudes homosexuales se enfrentan a entre 6 meses y tres años de cárcel (art. 486 del código penal marroquí), pero darle una paliza a una mujer se salda con un máximo de 6 meses.
Según un sondeo publicado porr la BBC el 63% de las mujeres entre 18 y 65 años han sufrido maltratos en Marruecos. El matrimonio forzoso es delito solo desde 2018. Son sus costumbres.
Las pruebas de virginidad tienen un gran predicamento en la sociedad marroquí, especialmente en la época de las bodas, entre junio y agosto. Suele ser solicitada por el futuro marido, por su familia y muchas veces por la propia familia de la futura esposa. Cuando es demandada por la madre de la mujer, el certificado se utiliza como una garantía para proteger a la hija de potenciales acusaciones de la familia del marido.
En la sociedad marroquí la mujer es una propiedad del hombre y castigar a las mujeres por portarse mal es una práctica común.
El artículo 418 del Código Penal marroquí establece que la agresión es “excusable” si se comete contra un cónyuge sorprendido en el acto de adulterio, mientras que el artículo 420 también establece que la agresión y homicidio involuntario (?) por parte de un “cabeza de familia” (varón) que descubra un “negocio carnal ilegal” en el hogar es “excusable”. Otro anteproyecto de ley para enmendar el Código Penal propone ampliar el artículo 420 del “jefe de familia” a cualquier miembro de la familia.
Se considera homicidio involuntario si matas a tu hija y/o a su novio pillados follando, o tal vez besándose, o cogiéndose de la manita y luego ya te inventas el resto.
De esa sociedad procede el presunto agresor que dio la paliza a la chica de la ONG que le acogió en su casa. La cultura y la religión que ha mamado son un cóctel de misoginia. Los esquemas mentales de alguien que procede de una cultura y una civilización –la árabe musulmana– que relega a la mujer a la condición de objeto y de propiedad del varón son un incentivo para dar rienda suelta a los peores instintos. Es violencia islámica, es machismo musulmán.
Sé que jode a muchos tener que admitirlo, pero la realidad es que nuestra Civilización Occidental, imperfecta y mejorable, es la mejor que existe. El multiculturalismo que solo se quiere imponer en Occidente — fuera de Occidente la diversidad no parece ser necesaria– es sencillamente un suicidio asistido para nuestras naciones.
Yo, facha de mí, tengo que admitirlo, encuentro que tengo mucho más en común con un negro cubano cristiano y de ideas liberales que con un blanco marroquí musulmán al que el Corán le enseña a verme como un kafir (infiel), inferior y que no merece tener los mismos derechos. Así de facha soy.
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