El 15 de marzo pasado Pablo, el hombre que en ocasiones ve fascistas, anunciaba desde el olimpo monclovita en el que haraganeaba, que descendería sobre Vallecas y sobre todos “sus barrios” para combatir al fascismo que estrangula Madrid.
Ya en campaña, el hombre que en Telegram confesaba a sus cuates sentir una pulsión fetichista que le hacía desear azotar a Mariló Montero hasta hacerla sangrar, conjuraba al pueblo para poner fin a 25 años de fascismo castizo. “Que hable la mayoría” pedía el comunista que veía series de Netflix mientras morían los ancianos en las residencias que él mismo solicitó tener bajo su cuidado… y que jamás visitó. Un 76% de madrileños acudió a votar, una cifra histórica, y la mayoría habló.
El hombre cuyo corazón se alborozaba al contemplar a sus hermanos de armas apalear policías antidisturbios, culpó al líder del tercer partido español de ir a provocar a “sus barrios”. El miliciano con chalet, chófer y escolta y la miliciana con la que vive amancebado pidieron que hablara una mayoría social sin darse cuenta de que esa mayoría hace tiempo que les desprecia.
Porque la mayoría al parecer no entiende cosas como que un vicepresidente del Gobierno y su pareja ministra, nombren funcionaria a su niñera para ahorrarse pagarla de su bolsillo. Es mejor que su Mary Poppins particular de 52.000 euros al año, la paguemos “la mayoría”.
La mayoría no ha entendido que un azotador de corazón que lleva como número dos en su lista a una mujer –Isabel Serra– condenada por llamar puta y cocainómana a una policía, o por decirle a otra que esperaba que su hijo la asesinara, pueda invocar no sé que cosas de feminismos…Hubo un día en que Pablo conminaba a los suyos a hacer política con virilidad y decía “aquí estamos yo y mis pelotas”.
La mayoría ha votado a una mujer, Isabel Díaz Ayuso, que a pesar de militar en el PP (Partido Pusilánime) ha sido suficientemente lista como para ir por libre escondiendo a su Pablo –no sale un Pablo bueno en política–; y que enarbolando la bandera del desparpajo y la falta de complejos se felicitó de sacar al otro Pablo, el de Netflix, del Gobierno; y ahora se felicita de echarle de la política.
NO ME GUSTA EL PP y NO CREO QUE HAYA QUE ELEVAR A ISABEL A LOS ALTARES, PERO HE DE RECONOCER — Y ES DE JUSTICIA HACERLO– QUE A LA DAMA DE LAS CAMELIAS DE LA PUERTA DEL SOL NO LE HA FALTADO ARTE PARA TOREAR ROEDORES