Dos senadoras estadounidenses anuncian que no votarán para designar a personas blancas heterosexuales hasta que crean que hay suficiente diversidad.

Tammy Duckworth, senadora demócrata por Illinois dijo:

«Soy un voto negativo en esta sala para todos los nominados que no sean de diversidad. Votaré por las minorías raciales y votaré por LGBTQ, pero no votaré por nadie más».

Poco después Mazie Hirono, demócrata por Hawaii se apuntó al carro segregacionista de su colega Duckworth y declaró que:

«No solo estamos pidiendo AAPIs (Asian American and Pacific Islanders, es decir asiáticos y de etnias de las islas del Pacífico). No se trata de enfrentar a un grupo de diversidad contra ellos. Por eso, estaré feliz de votar por una persona hispana o negra y por una persona LGBTQ o una persona AAPI. Simplemente me gusta ver una mayor representación de la diversidad».

Estas palabras se entienden perfectamente, estas dos sujetas no van a votar por personas blancas heterosexuales. Estas dos senadoras electas declaran que no van a votar a favor de nombrar para un cargo de responsabilidad a cualquiera que pertenezca al 63% de la población de su país.

Llamadme facha, pero a mi eso me suena a una cosa muy fea que se llama racismo; pero estoy equivocado con toda seguridad porque según el nuevo pensamiento progre postmodernista solo los blancos pueden ser racistas y estas dos señoras asiáticas no pueden ser racistas, es metafísicamente imposible…¡Y una mierda!

Todo muy en consonancia con la cultura imperante en la que empresas repugnantemente autoritarias como Coca Cola (y hay muchas más en esa línea) se dedican a dar cursos a sus empleados blancos para que traten de ser menos blancos. Pero oiga eso NO es racismo es diversidad…¡Y una mierda! Tampoco era racismo lo que se practicaba en el Sur de EE.UU. hasta los años 60 sino que era «tratar a la gente de manera personalizada según su raza»…¡Y otra mierda! Era racismo y lo de hoy es racismo, asqueroso racismo digno de mentes estrechas y obtusas.

A la gente se le debe votar y elegir por sus méritos, por lo que son, por lo que defienden y por sus valores, y no por cómo están pigmentados o lo que llevan colgando, o no, entre las piernas; por eso yo voto a Ignacio Garriga y no a Pedro Sánchez por poner un ejemplo.