Les basta con poner plomo en las alas de los mensajes que les resulten incómodos y que los razonamientos o maneras de pensar que consideren no adecuados no llegue ni a la vuelta de la esquina. Se llama shadow banning y es una manera furtiva de parar los pies a los que disentimos de los dogmas que “ellos” consideran de obligada aceptación
Arranqué este trío de artículos sobre las labores de policía ideológica de las Grandes Tecnológicas con un ejemplo de cómo Facebook y su filial Instagram literalmente tachaban de falsedades las declaraciones (fundamentadas en sus estudios) que una Doctora de prestigio y especialista viróloga, Li-Meng Yan, realizaba a la cadena Fox en las que afirmaba que el Covid 19 tiene visos de ser el producto de alteraciones mediante ingeniería genética realizadas sobre virus ya existentes y que fue concebido por el estamento militar chino. Que el origen del virus aún no haya sido trazado y por tanto no existan certezas ni “consenso” científico sobre dicho origen, y que por tanto nada pueda ser descartado, o que la doctora Li-Meng, hoy exiliada en EEUU, haya publicado artículos en las principales revistas de medicina del mundo este mismo año, no son razones que frenen el apetito censor de Facebook cuando sus intereses (la derrota de Trump) están en juego. Esta empresa asistida por sus “filiales” very-feladoras (verificadoras) “independientes” decidió eliminar el vídeo de Fox News, con la entrevista a la mentada doctora, de su plataforma y de Instagram, calificando el contenido del vídeo de información falsa, en aplicación de su nuevo y sofisticadísimo protocolo PNS-DLC (porque nos sale de los cojones)
En el segundo artículo vimos cómo Facebook se sacó de la manga una nueva categoría “falta de contexto” para cargarse una campaña de anuncios electorales en los que APP (American Principles Project) decía algo tan terriblemente ofensivo como que era discriminatorio para las niñas y mujeres tener que ser obligadas a competir en deportes con mujeres trans que son de media más altas, más grandes, con más músculo y testosterona que ellas. La campaña de 4 millones de dólares fue eliminada porque no proveía suficiente contexto; es decir que Facebook exige que el anunciante, en 20 segundos escasos, exponga el punto de vista de aquellos que sí están a favor de que las “nuevas mujeres” compitan con las que nacieron con vagina de serie; y luego en los 5 segundos que les quede, si les apetece, puede dar su mensaje. El proceso que llevó a esta campaña a desaparecer es ya un clásico en EEUU y consta de los siguientes tres pasos: 1.- una ONG de esas que llaman watch dogs (perros guardianes) de perfil progretario dedicadas a cancelar el mensaje de los enemigos del pueblo en los medios (en este caso Media Matters for America) da la voz de alarma, ladran convocando al resto de los justicieros sociales y todos juntos acuerdan etiquetar el contenido de “discurso del odio”; 2.- Las very-feladoras (verificadoras) que viven de very-felar de forma “independiente” para Facebook y compañía se abalanzan sobre la pieza buscándole los puntos débiles para poder colocarles la etiqueta de falso; y 3.- Facebook muestra su virtuosismo y atendiendo a estas organizaciones imparciales te da por culo con coartada. En este caso se dio la circunstancia de que ninguna very-feladora pudo catalogar de falso lo evidente (que una mujer atleta de 1,90 que nació hombre nadará 100 metros mariposa más rápido que las que tuvieron la desgracia de nacer con vagina). Para poder aplicar el protocolo PNS-DLC en este caso Facebook necesitaba sacarse algo nuevo; y para eso les sobra la imaginación; y así nace la nueva excusa: “falta de contexto“; y que pase el siguiente.
Si los mismos procedimientos aplicaran también para los que tienen un discurso más en la línea de la dictadura del progretariado yo seguiría diciendo que Facebook es un censor cabronazo que se aprovecha del derecho de pernada que le otorga la Sección 230 que Trump quiere cargarse con toda la razón (como Google, Twitter o LinkedIn), pero sería un censor cabronazo consistente que censura a diestro y siniestro; pero suele coincidir que son aquellos que tienen objetivos y valores distintos a los de Facebook los que son cancelados por esta trituradora de la libertad. Las Big Tech censuran a diestro y toleran o ayudan a siniestro son censores cabronazos y encima con sesgo. No les falta de nada
Y ahora a por la tercera entrega de esta serie. Los dos ejemplos anteriores son muy significativos y destacan porque Facebook está metiendo el dedo en el ojo de una de las principales cadenas de noticias de EEUU (Fox News) o una fundación con recursos suficientes como para gastar 4 millones de dólares en una campaña publicitaria en Michigan. En estos casos Facebook no tiene más remedio que mostrar su peluda patita de bestia autoritaria porque es imposible cancelar a los niños grandes sin que estos le den un puntapié en la espinilla; al menos de momento, mientras queden medios no afines a la dictadura del progretariado.
Amplificando lo que les gusta y limitando el alcance de lo que les repugna logran crear un mundo virtual donde sus ideas estén sobrerrepresentadas y hacer que la gente piense que ese mundo ficticio es un reflejo de la realidad. Y lo terrible del caso es que de esta manera poco a poco logran que la realidad social se acerque más y más a su realidad postiza.
Pero Twitter, Facebook, Google y demás cultistas del pensamiento correcto no necesitan ser tan evidentes ni precisan de acciones visibles para censurar el discurso que se aparta de los dogmas de fe progretarios. Les basta con poner plomo en las alas de los mensajes que les resulten incómodos y que los razonamientos o maneras de pensar que consideren no adecuados no llegue ni a la vuelta de la esquina. Se llama shadow banning y es una manera furtiva de parar los pies a los que disentimos de los dogmas que “ellos” consideran de obligada aceptación.
La prohibición oculta, también llamada prohibición sigilosa o prohibición fantasma es el acto de bloquear o bloquear parcialmente a un usuario o su contenido de una comunidad en línea para que no sea evidente para el usuario que ha sido prohibido.
¿Suena a conspiranoia que los amos, todos de obediencia progretaria, de las plataformas que todos empleamos para comunicarnos online se dediquen a interferir de manera velada en el alcance de nuestros mensajes? A pesar de que sus directivos han dejado claro de qué pie cojean y se han lamentado de no haber podido evitar el (para ellos) hecho trágico de que Donald Trump llegara a la Casa Blanca podríamos pensar que al fin y al cabo dirigen un negocio y que les interesa generar tráfico, debate y visitas.
Pero si les interesa generar tráfico y dinero ¿por qué entonces Twitter cancela campañas de organizaciones pro-vida como Live Action, o suspende la cuenta de la candidata republicana Danielle Stella que se enfrentó a la ultraizquierdista y cuasi yihadista congresista Ilham Omar (de la que un día escribiré un artículo que lo vais a flipar)?
¿Si les interesa el dinero porque renuncian al mismo con tal de censurar bajo cualquier pretexto siempre a los que no son tan progres y guays como ellos?
La respuesta es que antes que el dinero, que no les falta precisamente, está la evangelización de sus siervos que somos su más preciada inversión y mercancía. Si manejan las mentes pueden manejar el poder político y pueden mantener su oligopolio y así el dinero vendrá solo y sin parar.
Los indicios apuntan a que las Big Tech tienen una agenda estratégica que pasa por moldear la forma de pensar de sus usuarios (su mano de obra gratuita) creando un mundo virtual que se asemeje a su idea de una arcadia progre. Basta con dar más voz a aquellos que opinan como Google manda y mandar al pozo de los resultados de búsqueda, cancelar, bloquear o limitar la visibilidad del contenido no adepto de las dichosas ovejas negras.
Amplificando lo que les gusta y limitando el alcance de lo que les repugna logran crear un mundo virtual donde sus ideas estén sobrerrepresentadas y hacer que la gente piense que ese mundo ficticio es un reflejo de la realidad. Y lo terrible del caso es que de esta manera poco a poco logran que la realidad social se acerque más y más a su realidad postiza. La gente por lo general no quiere pertenecer al grupo de los “raros” y prefieren tomar prestadas las ideas antes que molestarse en tener las suyas, currarse los argumentos y plantar cara a esa mayoría social de laboratorio; en el rebaño se vive muy calentito.

Que las Big Tech se crujen a los que tienen el músculo suficiente como para invertir en hacer llegar un mensaje que no les agrada o que interfiere con sus interese está sobradamente demostrado con esta trilogía, hay cadáver y pistola humeante. Que las Big Tech vayan un paso más allá y de manera furtiva hagan que los que opinemos fuera del rebaño estemos predicando en el desierto es algo que tiene sentido pero más complicado de demostrar. Hay indicios como por ejemplo el primer vídeo que acompaña este artículo en donde se ve cómo Twitter roba cientos de “likes” en directo o que cuando se hacen determinadas búsquedas siempre aparezcan medios o personalidades de estricta obediencia progretaria, pero son elucubraciones, hay muchas búsquedas, no se puede demostrar.
¿Y qué tal si fueran los propios directivos y empleados de estas plataformas los que acusan a las mismas de realizar una sistemática cancelación furtiva de contenidos?
En el vídeo de más arriba de Project Veritas podemos ver a empleados y ex-empleados de Twitter dar por sentado que hay una cancelación furtiva de los contenidos considerados desafectos.
Abhinav Vadrevu, ingeniero de software y ex empleado de Twitter:
- “Una estrategia es la prohibición en la sombra para que tengas el máximo control. La idea de una prohibición en la sombra es prohibir a alguien, pero no sabe que ha sido prohibido, porque sigue publicando y nadie ve su contenido. Así que simplemente piensan que nadie está interactuando con su contenido, cuando en realidad nadie lo está viendo”
- “Simplemente piensan que nadie está interactuando con su contenido, cuando en realidad, nadie lo ve”
- “Daría muy mala prensa si la gente se diera cuenta de que les estás cancelando furtivamente sus contenidos. De alguna forma es como poco ético”
Olinda Hassan, Gerente de Políticas de Confianza y Seguridad de Twitter, explica:
- “estamos tratando de bajar de rango … a la gente asquerosa para que no aparezca (su contenido)”, “estamos trabajando en ello en este momento”
El exagente de revisión de contenido de Twitter, Mo Norai, explica el proceso de prohibición:
- “si viera una cosa a favor de Trump y yo soy anti-Trump … Se somete su cuenta a “shadow banning” … es a la discreción del revisor”
- “Sí, si dijera que esto es: ‘Pro-Trump’, no lo quiero porque esto o aquello me ofende. Y digo que prohíbo todo esto, y mis colegas dicen, ‘Oh, ¿sabes qué? A mi tampoco me gusta. ¿Sabes que? Mo tienes razón, vamos, sigamos, ¿qué sigue? ‘”
El ingeniero de software de Twitter Steven Pierre el 8 de diciembre de 2017:
- “Cada conversación será calificada por una máquina y la máquina dirá si es algo positivo o negativo. Y si es positivo o negativo, no (inaudible), es más como si alguien está siendo agresivo o no. ¿Correcto? Alguien está maldiciendo a alguien, lo que sea, lo que sea. Puede que tengan sentido, pero simplemente se desvanecerá … No va a prohibir la mentalidad, va a prohibir la forma de hablar”.
Los empleados de Twitter, con sede en San Francisco, comentan medio en broma medio en serio que sus colegas de Google son considerados conservadores dentro de su gremio. Si en Google organizaron una terapia de grupo para asimilar y llorar por la victoria de Donald Trump en 2016 y son los “fachas” del gremio, no cuesta imaginar la cabaña ganadera del estornino azul
Termino con dos recomendaciones y una petición.
- Busca alternativas para realizar tus búsquedas fuera de la burbuja Google. Duckduckgo es una alternativa, y habrá más. No son tan potentes como Google pero merece la pena tenerlo en cuenta como complemento a determinadas búsquedas de esas que parece que Google no quiere que encuentres lo que de verdad buscas

- No creas que tu opinión es minoritaria o marginal por el simple hecho de que lo parezca en internet.
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