Quizá tengan algo que ver en el maltrato a las mujeres cosas como que el testimonio de una mujer valga la mitad que el de un hombre en el Islam, o que en la práctica totalidad de los países musulmanes las mujeres hereden la mitad. ¿No te parece Teresa Rodríguez”?
El pasado 15 de junio a Teresa Rodríguez le tuvimos que hacer un pequeño repaso sobre la Historia de España, “Cuento para antes de dormir para Teresa Rodríguez. Érase una vez Abderramán…”, tras pedir esta, con ironía, que el 2 de Enero,, día de la toma de Granada, la se convirtiera en la nueva festividad andaluza en lugar de celebrar al tarado de Blas Infante.
Teresa tiene dos cosas muy buenas a la hora de sacudirle estopa dialéctica: es una mujer sectaria incapaz de debatir desde la lógica y es una profesora bastante inculta.

Cuando eres una persona sectaria no eres capaz de reconocer la verdad ni aunque te la encuentres en el ascensor, y si además tu bagaje cultural está construido a base de lugares comunes y topicazos eres una presa fácil a la hora de despedazar tus argumentos.
El 29 de junio un hombre marroquí y musulmán agredía en Sant Feliu de Guíxols a su mujer y a su hija de 5 años arrojándoles sosa caústica a la cara. Según el dogma progre cualquier agresión de un hombre a una mujer tiene como causa única el machismo y la enfermiza condición de varón por parte del atacante.
Según este dogma si una mujer arrojara ácido a un hombre o a una mujer, o un hombre lo arrojara a otro hombre, la causa sería otra distinta al machismo. La lógica no aplica cuando hablamos de fe progre.
Tres días después Teresa Rodríguez tuiteaba en plan sacerdotisa de la corrección política:
Si un hombre ataca a una mujer y te fijas en la nacionalidad y no en el género, estás siendo un racista y estás negando la violencia machista. Así de sencillo.
Fijarse en la nacionalidad de alguien no es racismo, es aportar datos. Reducir los motivos de un crimen al sexo del agresor es propio de papanatas como Teresa Rodríguez.
El escueto tuit de Teresa nos advierte de que sugerir que determinadas culturas son más propensas a la violencia contra las mujeres, algo que es rotundamente cierto, es algo racista. La lógica y las cifras son racistas porque Teresa y su gremio de apóstoles del pensamiento mágico-progre así lo determinan.
Los ataques con ácido o sosa caústica contra las mujeres es algo habitual en países donde la “religión de la paz” es la norma y luego veremos cifras al respecto.
Pero para abrir boca basta con poner en evidencia que de los 47 asesinatos de mujeres a manos de hombres cometidos en España durante 2018, 18 fueron cometidos por extranjeros y 29 por españoles. El 38,3% de estos asesinatos los cometieron hombres que están dentro del 11%.
Hagamos unos sencillos cálculos para que la profesora Rodríguez lo entienda:
38,3% pertenecen al 11% de la población
61,7% pertenecen al 89% de la población
Dividiendo el porcentaje de crímenes entre el porcentaje de población tenemos un coeficiente de 3,48 para los extranjeros y 0,69 para los españoles. Si dividimos ambos coeficientes entre sí vemos que la incidencia de los asesinatos de mujeres a manos de hombres es 5 veces superior entre la población extranjera que entre la nacional.
Según las estadísticas de asesinatos de mujeres a manos de hombres en 2018, la prevalencia de este tipo de crímenes es 5 veces mayor entre los extranjeros que entre los que contaban con nacionalidad española
Cinco veces, Teresa. Y no estamos contando los crímenes que cometieron ciudadanos españoles de origen extranjero lo que daría cifras aún más contundentes.
Fijarse en la nacionalidad es relevante y no es racista porque las cifras ponen al descubierto que hombre extranjero es parte del perfil tipo de asesino de mujeres en España. ¿Cifras racistas?
Según las cifras del Pew Research altísimos porcentajes de personas en los países islámicos opinan que la Sharia debería ser la Ley Suprema por encima de las leyes civiles (83% en Marruecos, 99% en Afganistán, 86% en Niger, 84% en Paquistán, etc). La Sharia establece penas de muerte por lapidación para adúlteras, condona los crímenes de honor, establece que el testimonio de una mujer vale la mitad que el de un hombre, establece mitad de herencia para las mujeres, etc. ¿Tiene algo que ver este estado de opinión en países musulmanes con lo que te estamos contando Teresa Rodríguez?

A lo mejor el hecho de que en el Corán podamos encontrar versículos como estos tienen algo que ver:
Los hombres están al cargo de las mujeres en virtud de la preferencia que Allah ha dado a unos sobre otros y en virtud de lo que (en ellas) gastan de sus riquezas. Las habrá que sean rectas, obedientes y que guarden, cuando no las vean, aquello que Allah manda guardar. Pero aquéllas cuya rebeldía temáis, amonestadlas, no os acostéis con ellas, pegadles; pero si os obedecen, no busquéis ningún medio contra ellas. Allah es siempre Excelso, Grande (Corán 4:34)

Los ataques con ácido a mujeres son bastante comunes en países de África y países musulmanes donde los atacantes se escudan en que se trata de ataques para defender su honor familiar. En países como en la India está prohibida la venta minorista de ácido para frenar este tipo de crímenes. En Paquistán es un tipo de “venganza” muy común para saldar infidelidades reales o inventadas, en Afganistán se empleó el ácido para castigar a las niñas que osaban ir a la escuela.
Miss Italia 2007 Gessica Notaro fue agredida en enero de 2017 por Jorge Edson Tavaras, natural de Cabo Verde con quien había rota la relación unos pocos meses antes.
En el Reino Unido una popular concursante de un programa de talento, Katie Piper conoció a Daniel Lynch a través de Fecebook. Dos semanas después de conocerse Lynch la violó entre continuos golpes. La víctima fue acosada durante semanas y cuando se atrevió a salir a la calle Stefan Sylvestre la roció con ácido sulfúrico por orden de Lynch. Katie perdió la visión de un ojo y va ya por las 200 intervenciones quirúrgicas.

Stefan Sylvestre, quien cumplía cadena perpetua salió de prisión 9 años después. Sylvestre se casó con Danielle Burke por el rito islámico, qué casualidad, estando en la cárcel. A su mujer Danielle le faltó tiempo para amenazar a una madre soltera, Jasmine Middleton, con el siguiente mensaje según recoge Mail Online:
“You know what my husband was in jail for… I will get him to burn your face off, you white bitchh” (Sabes por lo que mi marido estuvo en la cárcel…Haré que te queme toda la cara, puta blanca)
Jasmine tuvo que huir de Londres, ese Londres multicultural del alcalde Saquid Khan, nacido en Paquistán, el epicentro mundial de la misoginia y los crímenes de honor.

Mark Van Dongen fue rociado con una botella de 1 litro de ácido sulfúrico comprado en Amazon por Berlinah Wallace en septiembre de 2015
Ella, de nacionalidad sudafricana contaba 48 años y él, neerlandés, 29, ambos residían en Bristol, Reino Unido. Cuando Mark dio por finalizada la relación ya que empezó a salir con otra mujer Berlinah le convenció mediante chantaje emocional para que acudiera a su domicilio donde le roció la botella entera mientras le decía “serás mío o de nadie”. Mark estuvo 4 meses en coma inducido, apenas logró volver a hablar empleando una válvula y en 2017 fue sometido a eutanasia.
Se da la circunstancia de que Berlinah se estuvo aprovechando económicamente de Mark y que en repetidas ocasiones se autolesionaba y le amenazaba con denunciarle por violencia de género.
El bagaje cultural, la religión y las costumbres son mucho más importantes que los cromosomas XY a la hora de cometer crímenes. Aunque para Teresa Rodríguez señalar estas cosas sea racista y constituya un pecado contra el dogma de la violencia de género los datos son tozudos. Matan los asesinos y las asesinas, maltratan los maltradadores y las maltratadoras y la Ley debe castigarles con toda justicia y severidad, pero también es importante no estar ciegos a los hechos y dejarnos de etiquetar como racista o machista las realidades, aunque incomoden a idiotas.