Eso es ofensivo. Todas las ideas son respetables. Respeta mi forma de pensar. ¿Por qué?
¿Son las ideas sujetos de derecho? ¿Tienen las ideas derecho a ser respetadas? La respuesta es un rotundo NO.
Las ideas no tienen derechos, ninguno. Quienes sí tenemos derechos somos las personas. Tenemos derecho a tener ideas y tenemos derecho a expresarlas. Pero nuestro derecho a tener y expresar ideas no implica que tengamos derecho a que todos respeten nuestras ideas y menos aún tienen derecho esas ideas a ninguna cosa
Todo esto puede sonar muy radical pero es absolutamente cierto. Respetar la dignidad y los derechos de las personas no se puede hacer extensivo a respetar sus ideas. Quienes utilizan el argumento de que no respetar sus ideas es una falta de respeto hacia su persona suelen ser los mismos que expresan y sostienen ideas difícilmente defendibles mediante argumentos. Y lo de respetar cualquier idea de forma apriorística es contrario a la lógica y a la razón.
Si tú piensas, por ejemplo, que el canibalismo es la solución al problema de la sobrepoblación en el mundo no esperes que respete esa idea desde un punto de vista moral, y aunque quizá sí la respete desde un punto de vista matemático, la idea, a mí, no me merece respeto y la encuentro abominable. Otro la verá bien, y la respetará o valorará como quiera, allá cada cual. El que tu idea me guste, la encuentre repulsiva, me entusiasme o me dé la risa, que te diga que es una idea de idiota o una genialidad, es cosa mía. Lo mismo si argumentas bien tu idea puedas hacerme cambiar de opinión.
Pero cuando alguien no es capaz de defender sus ideas con argumentos, lógica y datos casi siempre ocurre lo mismo: “me estás ofendiendo”. Llegados a este punto, al chantaje emocional, casi todo el mundo rebaja el tono o hasta pide disculpas. Mala decisión. Las respuestas que necesitan oír los chantajistas de las emociones es: “pues te jodes” o “ven llorado de casa”
Siendo tajantes en esto estamos haciendo un gran favor a estas personas. A ti te respeto por tu condición de persona, pero tu idea me parece una mierda, así que esfuérzate en darme un argumento mejor que extorsionarme con tu corazoncito roto.
En un mercado libre de ideas triunfan las mejores. Pero no interesa un mercado libre, interesa un mercado intervenido para que las ideas podridas que nos quieren embutir por vía anorectal no puedan ser desafiadas y puestas en evidencia. Por eso son moneda común expresiones tan liberticidas como “lenguaje ofensivo”, “expresiones de odio”, “delitos de odio”.
Estamos asistiendo a la creación de una realidad ficticia, basada en la ingeniería social, en la que las ideas que se quiere que sean hegemónicas se protegen a toda costa haciendo que sea tabú la sola idea de cuestionarlas o desafiarlas. Son ideas cactus que si las tocas te llenan de pinchos (fascista, facha, cayetana, machirulo, islamófobo, homófobo,…)
La cosa va un paso más allá. No vale con que respetes las ideas cactus de la realidad inventada; te tienen que gustar, a ser posible mucho.
¿Por qué?
Porque si no te gustan eres un ….. y un facha y debes respetar esa idea que tengo de que eres un facha.
¿Por qué?
Porque si no lo haces eso es ofensivo.
Para entendernos haré una breve lista de ejemplos de ideas cactus que no deben ser desafiadas:
- El Islam es una religión de paz
- El feminismo no es bueno, es lo siguiente.
- La sexo de una persona depende de como esa persona se percibe (y ojo que hay casi infinito número de sexos)
- Todos los menores de edad son seres inocentes
Hay muchas más de estas ideas cactus. La negación, desafección o el no “gustamiento” de estas ideas lleva aparejado el que te pinches con espinas que ponen cosas como “islamófobo”, “machista”, “homófobo” o el insulto navaja suiza: “fascista”.
La respuesta de los que estamos en el bando de las libertades individuales y el sentido común debe indefectiblemente comenzar por: “pues te jodes” (se puede añadir “con el debido respeto” de forma opcional)
El Islam no es una religión de paz, no lo ha sido nunca y no tiene pinta que vaya a serlo jamás. No estar de acuerdo con preceptos islámicos fundamentales como que el testimonio de una mujer vale la mitad que el de un hombre me parece bastante lógico para una mentalidad occidental. No me gusta el Islam y no respeto la idea de que sea una religión de paz. ¿Te ofende? Pues ya sabes.
No creo que el feminismo sea bueno porque sí. No me gusta que haya un movimiento, el que sea, que se arrogue la portavocía de todas las mujeres, de todos los hombres o de todos los calvos, y que encima les dicte cómo deben pensar por tener una vagina, un pene o por sufrir alopecia . Ser mujer es algo circunstancial, antes que mujer eres persona y antes que calvo eres un ser humano. Tu valor como persona no está en tus genitales ni en tu tendencia alopécica y cualquier grupo que habla en nombre de millones, miles de millones, de personas distintas no me merece ningún respeto. Menos aún cuando las sacerdotisas del feminismo se ponen a hacer decálogos de obligado acatamiento, o peor aún paren eslóganes tan exquisitos como “sola y borracha quiero volver a casa”.
No respeto que nadie se pueda sentir hermafrodita el martes y transexual el jueves como así defienden los que se identifican como de género fluido. Puedes sentirte un Boeiing 747 si te hace ilusión o sentirte Superman pero no me pidas que yo respete o acepte semejante cosa. No me da la gana, y si te ofende…ya sabes, ven llorado de casa. Ni yo ni la Ciencia, la de verdad, nos tragamos que el sexo sea un espectro de con infinitas variantes y que te hagas de un sexo/género u otro, o incluso te inventes uno para ti solo, como si te haces del Racing de Santander o del Club de Fans de Chenoa.
Hay niños malos, muy malos, hay niños crueles, no estoy seguro si es porque son así por naturaleza o por culpa de sus padres o por que se dieron un golpe en la cabeza. Constato por la evidencia que hay niños que cometen crímenes y por tanto son criminales. No me gusta, claro que no, pero es lo que hay. Si piensas que decir que hay niños más cabrones que Judas es ofensivo…ya sabes lo que hay.
Una amiga me mandaba la noticia que publicaba la cadena SER de que habían cancelado la emisión de la película “Lo que el viento se llevó” en el famoso teatro Orpheum de Memphis. La razón es que esta película de 1939 trata la esclavitud de una forma insendible. Jamás he podido ver esta película entera, ya sea por aburrimiento o porque me he quedado dormido (¿a algún cinéfilo le ofende esto? pues ya sabe) pero ponerse a censurar con efecto retroactivo una película de hace 81 años me parece que deja a los censores franquistas a un nivel de ultraliberales.
Le decía a mi amiga que esa noticia me parece una nimiedad comparada con el clima de gulag de algodón de azúcar que se vive en las universidades de EEUU.
Las universidades de EEUU están ahora dominadas por un paternalismo orwelliano en el que el valor absoluto al que se supeditan todos los demás es el de cuidar de los sentimientos de los alumnos. Que no se ofendan los pobres, vamos. Libros como por ejemplo “El Gran Gatsby” de Sott Fitzgerald deben incluir los llamados “trigger warnings” que son alertas sobre la posibilidad de que la lectura de esos libros pueden causar ofensa y estrés en los alumnos. El Gran Gatsby incluye estas alertas: violencia, suicidio y racismo. La Odisea de Homero tiene alertas de violencia y tendencias suicidas (eso sí livianas). Hamlet, de un tal Shakespeare, incluye alertas sobre violencia, violencia sexual y tendencias suicidas. Otelo igual pero añadiendo racismo. Romeo y Julieta incluye una alerta de violación estatutaria (que alguien lo busque si quiere saber de qué va eso).
Los trigger warnings son “advertencias de activación” de emociones y descargos de responsabilidad sentimentales que alertan al consumidor de que el contenido puede ofender o causar angustia. Y yo me pregunto varias cosas: ¿Para qué coño van tíos y tías de 18 años a la universidad sino es para aprender y curtirse un poco? ¿Es más importante forjarse un criterio o vivir en un mundo de algodón de azúcar y ositos de peluche? ¿Qué mierdas de jóvenes queremos que salgan al mundo si les mandamos a universidades que lo que parecen es guarderías?
Pero la cosa no queda ahí. Un alumno puede decirle a un profesor que no trate determinados temas o use según qué términos para que no se ofenda. Puede ocurrir que no te guste la Teoría de la Evolución o la fórmula del hidróxido de magnesio porque te trae malos recuerdos y te hace llorar o que no hables de las mujeres en el siglo IX porque suena machista. Los humoristas más famosos han huído de los bolos que daban en el circuito universitario porque cualquier chiste puede desencadenar una revuelta o una tragedia… o peor aún, una demanda.
Pensadores y comentaristas conservadores como Ben Shapiro, Candace Owens, Douglas Murrey o Ayaan Hirsi Ali están vetados de facto por las ordas “progresistas” a la hora de dar charlas en los campus de EEUU. Y cuando lo hacen los convocantes deben pagar cuantiosas sumas en concepto de seguridad porque se da por descontado que el brazo armado, y tontos útiles, del pensamiento único (Antifa y demás detritus) van a aparecer por allí para gritarles fascistas.
Ben Shapiro. Candace Owens Douglas Murray Ayaan Hirsi Ali
Ben Shapiro, un tipo brillante que además es judío… es acusado de nazi por estos guardianes de la “virtud”. No les digas que se equivocan no sea que se ofendan.
Candace Owens, una mujer de gran talento y gran inteligencia y que es acusada de supremacista blanca, a pesar de ser negra, o traidora a su raza. Nada más racista y paternalista que dar por sentado que por ser mujer tienes que se r feminista o por ser negra tienes que votar al partido demócrata o a Unidas Pandemias
Douglas Murray, que es más gay que Boris Izaguirre es acusado de homófobo.
Ayaan Hirsi Ali a la que le mutilaron los genitales siendo una niña (¡esa multiculturalidad enriquecedora!) y que fue violada por el marido que le tocó aguantar por decisión familiar es acusada de machista e islamófoba porque huyó del Islam y de la violación, porque huyó a Holanda y la acabaron echando los mismo que mataron a Theo Van Gogh o Pim Fortuyn, los de la religión pacífica en colaboración con los políticos cagados. Pues esa mujer es vetada por machista e islamófoba.
Así que si alguien se ofende cuando escucha cosas que no le gustan, sobre todo que estén bien argumentadas, hay que ser generoso con esa persona y decirle “Si te ofendes, te digo con cariño, que me da lo mismo”. Le estarás haciendo un favor a esa persona y a la causa de la libertad.
Por cierto que en las universidades norteamericanas también existen zonas seguras (safe zones) ¿En qué consisten? Son lugares en los que una vez dentro estás a salvo de escuchar o ver cosas que te ofendan. Un lugar con vídeos de gatitos, colores relajantes y música chil-out. Ni siquiera cuentos porque la Bella Durmiente es abuso machista, Caperucita es perpetuar el rol servil de las mujeres y Blancanieves seguro que es algo malo aunque se me escapa. Luego están los micromachismos y las microagresiones que da para escribir un par de libros de humor. En definitiva ingeniería social para masajear los sentimientos y crear zombies tan sensibles y frágiles como faltos de criterio.
Así que por su bien sé caritativos, haz que vengan llorados de casa, no te cortes, les haces un favor. El límite es la amenaza porque amenazar no es exponer una idea sino manifestar la intención de cometer un delito inminente; eso y solo eso es el límite. Puedes argumentar con palabras exquisitas, con sarcasmo, ironía, desprecio o en japonés y nadie puede reclamar derechos inexistentes como el derecho a no sentirse ofendido o el derecho de criaturas sin derechos como las ideas.
Las ideas NO tiene derechos, los sentimientos son muy bonitos pero no sirven para defender ideas.